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~3'{«t~ción.
¡Dichosa mil veces querid_a Prima mía,
<tque con tan noble senci ·lez
y
sin hacer la me·
tmor duda, creiste humildemente cuanto el An–
ngel te annnci6 de parte de Dios. Sí por cierto.
«~1
Tl)dopoderoso que .comenzó en
tí
co.,as tan
«grandes
y
tan altas, las a cahará
y
perfeccio .
«nará C••mo tu las has esperado . El te empeñó
«SU palabra; pnes él te la cumplirá.»
No cabe;
~lactre
y Señora m fa, en mi débi-l
conRideración
<.>1
gozo que
el
Cielo te bendijo
por el Arcángel S':ln Gabriel,
y
la tierra por
Santa Isabel, para que ambos
á
dos coros lle–
nen la salutación inspirada por el Espíritu San·
to, enseñándonos á salnda'te con las Ave Ma ·
rías del Rost1rio .
¡
\1il \·eces
dicho~a
Isabel que
alumbrada por superior luz correspondiste a·
gradecida
á
tal visita,
y á
los favores que re
cibiste en ellA, public(lndo la fé que tuve en
creer lus Rnuncios del Ange1
y
la esperanza
que mantuvo en el cumpli!Iliento de las prome
sas del Señor!
¡On Reina de los Serafines to–
das' las bendiciones que se atesoran en esos ot' ·
bes de zafir, las derramó en tí, el que te crió,
te las comunicó sin reservar dulzura, ni santi–
dad haciéndose hombre el que es bendito por
esencia
y
por toda la eternidad; concédenos
Señora ·que te alabemos con el mismo espíritu
y
ternura de Isabel para
participar tus bendi
ciones por los siglos .Q.-e. l<;?s
sig.lo<>. Amén.