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tierra: 1« de ser santos, porque la santidad es
única que nos alcanza la amistad de Dios,
y
la
del santísimo Corazón de Jesús, Todos pode–
mos ser santos, si pedimos con instancia la gra–
cia divina
y
ponemos los medios para conseguir
el más noble
y
digno fin de un corazón cristia–
no; pero como la santidad perfecta; es decir,
aquella en que se practican heroicamente todas
las virtudes, es el re u ltado de la gracia, como
queda dicho, en ciertas almas privilegiadas, bas–
tará cumplir con los ma-ndamientos
y
doctrina
qu~
tan clarq¡ente se enseña en el Catecismo,
y
con las obligaciones que tiene cada cual en
su estado
y
profesión. N o es pués necesario
escribir obras sabia como los Santos Padres,
ni fundu ho pitales y hospicios como San Juan
de Dios
y
San Vicente ele Paul, ni
ha~er
gran–
des misiones como San Francisco Javier,ni ha–
cer la penitencia de San Pedro Alcántara, ni
vivir setenta año<; en el desierto como San Pa–
blo, ni ser tan inocente como San Luis de Gon–
zaga y ·San Antonio de Padua; nada de eso es
obligatorio; pero si lo es. el cumplimiento con
los deberes
anteriorm~nte
expuestos y además
procurar ser fiel adorador del C0razón tres ve–
ces Santo del Divino Jesús, para lo que á nin–
gún hombre verdaderamente cristiano, le pue–
den faltar unos cuantos momentos de sociego
como los que ahora se emplean en hacer este
santo ejercicio.
DEPRECACION.
¡Corazón Santísimo! vos que sois el modelo
y
el maestro de toda santidad, y que con amor