-132-
que desgravien las i1.gratitutles
y
desprec=os
que habeis sufrido, y que aun tendreis que
su.,
frir
en
vuestro sacramFnto eucarístico.
MEDlTAClON .
........
Caridad del Cora2;ón de Jesús
El amantísimu Coraz.,)n de Jesús, es todo ca–
ridad: es el infinito amor para su Eterno P<ldre,
para su Santísima y hermosísima Madre, á los
que no separa jamás en sus divinas ternezas;
para todas lás potestades y bienaventurados del
cielo y para todas las criaturas. Este Corazón
amantísimo que en su vida mO,Ttal palpitó en
la tierra, y que hoy palpita eternamente en el
ciclo en el sagrado pecho de Jesús, es el foco
adorable y adorado del amor á Dios y del amor
á los hombres. ¡Oh! ¡Cuánto debernos amarle!
Cómo de.J:>emos precipitarnos y perdernos
am~rosamente en este abisme de amor!
Pero de nada nos servirá conocer este océan1;
de ternura, si no procuramos
s.:~be_r
lo que es
la
verdadera Caridad y los medios de practicarla.
Felizmente n118tro sapientísimo Redentor,
gos
enseñó personalmente ambas cosas en una sín–
tesis sublime. Cuando en su vida mortal fué
maliciosamente preguntado por uno de las fa–
riceos que .era doctor de la ley: Maestro ¿cuál
es el mandamiento grande en la ley? Díjole Je·
sús: "Amarás á tu Dios y Señor de todo tu co–
razón, y con toda tu alma, yLcon todo tu en–
tendimiento, este es el mandamiento mayor y
el primero:
y
t.l segundo es semejante
á
este:
Amarás á tu prójimo como
á
tí mismo: estos