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que desgravien las i1.gratitutles

y

desprec=os

que habeis sufrido, y que aun tendreis que

su.,

frir

en

vuestro sacramFnto eucarístico.

MEDlTAClON .

........

Caridad del Cora2;ón de Jesús

El amantísimu Coraz.,)n de Jesús, es todo ca–

ridad: es el infinito amor para su Eterno P<ldre,

para su Santísima y hermosísima Madre, á los

que no separa jamás en sus divinas ternezas;

para todas lás potestades y bienaventurados del

cielo y para todas las criaturas. Este Corazón

amantísimo que en su vida mO,Ttal palpitó en

la tierra, y que hoy palpita eternamente en el

ciclo en el sagrado pecho de Jesús, es el foco

adorable y adorado del amor á Dios y del amor

á los hombres. ¡Oh! ¡Cuánto debernos amarle!

Cómo de.J:>emos precipitarnos y perdernos

am~rosamente en este abisme de amor!

Pero de nada nos servirá conocer este océan1;

de ternura, si no procuramos

s.:~be_r

lo que es

la

verdadera Caridad y los medios de practicarla.

Felizmente n118tro sapientísimo Redentor,

gos

enseñó personalmente ambas cosas en una sín–

tesis sublime. Cuando en su vida mortal fué

maliciosamente preguntado por uno de las fa–

riceos que .era doctor de la ley: Maestro ¿cuál

es el mandamiento grande en la ley? Díjole Je·

sús: "Amarás á tu Dios y Señor de todo tu co–

razón, y con toda tu alma, yLcon todo tu en–

tendimiento, este es el mandamiento mayor y

el primero:

y

t.l segundo es semejante

á

este:

Amarás á tu prójimo como

á

tí mismo: estos