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aguas.
Estas arenas deben baber sido movidas en épocas poste–
riores, porque se encuentran con frecuencia que la mandíbula in–
ferior no se halla junto con la otra parte del cráneo, sino a unR
distancia de medio metro; también se encontraron ollas que de–
muestran que ha habido comida dentro, con el fondo hacia n.rri–
ba> (1).
Las invasiones a las que se atribnye haber 1tniquilado los
restos del poderío de los kollanas, parece que vinieron del sudeste
y sudoeste del continente. Cieza de Leon, probablemente se re–
fiere a esa tradición, cuando dice:
cTambién cuentan lo que ten–
go descrito en la primera parte (a), que en la isla de Titicaca, en
los siglos p1tsados hubo unas gentes barbadas, blancas como noso–
tros, y que saliendo del valle de Coquimbo un capitán que había
por nombre Cari,
ll~gó
a donde ahora es Chucuito, de donde des–
pués de haber hecho algunas nuevas pohlaciones, pasó con su gen–
te a la isla y dió tal guerra a esta gente, que los mató a todos> (2).
A su vez, el indio Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamq ui Sal–
camayhua, se expresa así:
cDizen que en tiempo de
Pwrwnpaclia
todas las naciones de
Tahnantinsayu bin.ieron de hazia arribo. de Potossi, tres o qnatro
exercitos en forma de g-uerra,
y
assi los vinieron pohlando, toman–
do los lugares, quedándose cnd a nna de las compañías en los lugres
b¡¡,Jdíos> (3).
Terminad¡¡, la dominación de los kollanas surgieron multitud
de pequeños Pstados. que estuvieron en guerra constn.nte. Debe
ser esta la edad denominada por Huaman Poma de Ayala,
la de
los
.Aukka-runas,
y en la que se construyeron las fortalezas llama–
das
pucwras.
A esta misma época, debe referirse el cronista in–
dio Santa Crnz Pachacnti, al decir: <Pasaron muchissimos .años,
y al cabo, después de haber estado ya poblados, abía gran fo.Ita de
tierras
y
lugares.
y
como no abía tierras, C!ldR día ahían guerras
y
discordias, que todos en general se ocupauan en hazer fort1:1.lezas,
y así cada día an abido encuentros
y
batallas, sin hn.ber la paz en
(1)
Informe que presenta el Director del Museo Nacional con
respecto a las excavaciones hechas en Tihuanacu en el año de 1913 .
Los trastornos a que se refiere el Dr. Buchtien, están de acue rd o
con lo relatado en la tradición anter ior.
(2)
Segunda Parte de la Crónica del Perú . Cap. IV, pág. 4
(3)
Tres Relaciones de Antigüedades Peruanas.
Publicadas
por Marcos J imenez de la Espada, 1895, pág.
234.