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bebedores de sangre humana, rencorosos y crueles con los venci–

dos, lacivos

y

afectos a la embriaguez, lo que motivaba para que

estos lo mirasen mal.

Su residencia favorita fué Carabuco, en

donde se dice que plantó la cruz que cargaba sobre In espalda.

Cuentan, que le acompañaban cinco indios (1), y <que enseñaba

a los natnrales con ¡?ran amor, llamándoles, hijos

é

hijas>. De

Carabnco, se dirigfa a las demás comarcas.

En Sicasica, se esfor–

zó mucho en persuadir a los indios que edificasen una capilla al

Dios verdadero.

<Para verificarlo, dice el P. Ramos, juntaron

mucho

ichu

o paja, en lo que solía dormir el santo; mas, nna no–

che se les presentó el enemigo reprendiéndoles terriblemente la

fa.cilidad con que habían creído a un hombre advenedizo; les man –

d6 par11r la obra y prender fuego a la paja. Hiciéronlo así los in–

dios,

y

ardiendo el

ichu

con grandísima fuerza, salió el santo del

incendio paso a paso sin lesión ni sobresalto alguno, con 2'ran

asomhro de los bárbaros que luego querlaron muy confusos

y

arre–

pentidos> (2).

les, y cuando andana por todas las provincias an hecho mu c hos mi–

lagr os. etc. bisibles; solamente con tocar a los

enfer~os

los sa na–

ba".

Tres relaciones de antigüedades peruanas, etc., pág. 236 .

Betanzos, refiriéndose al mismo personaje, dice:

"Que pre–

guntando a los indios que tenía este Viracocha cuando ansi le vieron

los antiguos, segun que ellos tenían noticias, y dijerónme que era

un hombre alto de cuerpo y que tenía una vestidura blanca que le

daba hasta los piés, y que esta vestidura traía señida:

é

que traía el

cabello corto y una corona hecha en la cabeza á manera de sacerdo–

te: y que andaba destocado, y que t.raía en las manos cierta cosa

que á ello les parece el día de hoy como estos breviarios que los sa–

cerdotes traían en las manos." Suma

y

Narración de los Incas que

los Indios llamaron

Capacu.na,

etc. 1551.

Publicado en Madrid en

r880, cap. II, pág.

7

(1)

En los cuadros existentes en el templo de Car.abuco con el

título de

Novt'símos o Postrimedas del hombre,

están al pie. en campo

menor las representaciones de la venida Je

T unapa

y de los mila–

gros de la cruz que trajo. Catorce cuadros se refieren a tal perso–

naje y diez y !'eis a los milagros.

En la parte inferior de esos cua–

dritos se halla la relación o nota explicativa de su significado.

El

Presbítero

A

ve lino U ría, tomando copias de las notas aludidas las

hizo publicar en un folleto con el título de

T1·adíctón del Santuario

Cai·abuco.

La Paz 1877.

En uno de esos cuadritos está represen–

tado en su llegada a Carabuco con

cinco

indios, sus "discípulos'',

y

en actitud de plantar la cruz sobre un cerro dedicado á los sacrifi–

cios de los indios.

(2)

Historia de Copacabana

y

de su milagrosa imágen de la

Vírgen.

Escrita por el R . P. Fr. Alonso Ramos

y

compendiada por

el P. Fr. Rafael Sanz, etc

1860, pág. 6t.

En los cuadros citados

hay referen cias sobre este suceso.