EL AYLLU
nización agraria no sólo miraba á la distri–
bución territorial de lotes cultivables, sino á
la vinculación interna de cierto género de
relaciones de convivencia
y
cooperación
comunista, al espíritu, podemos decir, de
las labores de la tierra
y
de su aprovecha–
miento. Nada más interesante para revelar
esa admirable disposición de relaciones hon–
damemte psíquicas que á manera de sistema
nervioso coordinaba los movimientos colec–
tivos
_
,Gj.eJclan, que un pasaje del cronista
mestizo que nos va sirviendo de guía en este
punto.
«
La cosecha del Sol, dice,
y
la del
inca, se conservaba cada una por sí aparte,
aunque en unos mismos depósitos. La
semilla para sembrar. la daba el dueño de
lastierras que era el sustento de los indios
que trabajaban, porque los· mantenían de la
hacienda de cada uno de ellos cuando labra–
ban
y
beneficiaban sus tierras : de manera