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PRÓLOGO
han dicho y sostenido hace pocos años en materia de
lo que ya se ha bautizado de« Prehistoria jurídica»,
están hoy, ó negadas ó en tela de juicio, y es imposi–
ble edificar sobre ellas nada estable. Han padecido
estos estudios especialmente de exceso de sistema y
de geométrica uniformidad en la concepción de la
vida humana primitiva, y la curación de ese error no
ha de lograrse con nuevos sistemas, si no con la
observación concreta de los hechos y la paciencia de
esperar á que ellos hablen é impongan, al afán sim–
plista de nuestro espíritu, la complejidad variadíiima
de la realidad.
Cierto es que mucho de la histor-ia se oos escapa hoy
y se nos escapa,rá siempre, por falta de noticias, de
documentos ó monumentos, inclus0 en lo más exter–
no de ella ; que en lo interno
é
inefable de la obra
humana, casi entera se evapora en alas del tiempo ;
.pero contra esos vados inevitables no es aconsejable
el relleno de hipótesis, sino la franca confesión de
nuestra impotencia.
Así me parece admirable, en términos generales, el
punto de vista mesurado
y
crítico que el profesor
Meyer ha tomado, con respecto á las instituciones pri–
mitivas, en el · tomo 1 de su
Historia
de
la antigüedad.
Yo mismo- y perdóneseme que vuelva á citarme,
puesto que el Sr. Saavedra toca esta cuestión., -si
hubiera de escribir nuevamente la
Historia de la Pro-