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X
PRÓLOGO
cuatro siglos para que, ensanchada considerablemente
la espera del material de trabajo y cambiados y depu–
rados los métodos, fuese posible acometer científica–
mente la investigación comparativa. Aún así, respecto
de América es pronto. Falta mucho por averiguar en
punto á su pasado
y
en punto á las supervivencias de
su presente, para que no nos acometa á cada instante
el sagrado temor de que nuevos descubrimientos
y
observaciones nos derroquen la construcción apresura–
damente levantada. El empuje que recientemente han
adquirido los estudios
y
exploraciones arqueológicas
y
etn0gráficas entre os americanistas de todos los
países,
y
en a ·u entud universitaria de no pocas
naciones de fL!is ano-América, alientan la esperanza
de que la h ra
a e>-1
co echa no tardará mucho.
/
Mientras an
,
ueno es ir preparando el camino,
con toda cautela si, pero también con aquel ardimiento
que el amor á la verdad pone en las almas
y
abre
horizontes para ellas
y
para todos los que reciben su
influjo. El libro del Sr. Saavedra responde á esa nece–
sidad,
y
su autor lo ha escrito usando aquella indis–
pensable diligencia que guia hacia el espigueo de las
fuentes originales é inéditas,
y
aquella discreción que
se abstiene de convertir en sentencia firme el atisbo ó
la hipótesis.
Esa discreción es, en estas materias, más necesaria
que en ninguna otra. La mayoría de las cosas que se