EL AYLI:.U
demostraron la comunidad de procedencia
de lenguas, que se habían considerado hasta
entonces extrañas
á
todo parentesco, desli–
gadas de todo lazo de unión. La frase de
Leibnitz :
«
nada presta tanta luz á la indaga–
ción de los orígenes de la naciones como
el estudio de las lenguas
»,
se puso á la
orden del día.
Max Müller sostuvo, que los pueblos que
hablaban idimnas J:lrocedentes de un tronco
común, eran también hermanos de sangre.
«
¿
Q!Jién se había atrevido
á
afirmar) escri–
bía en 1865, que las naciones teutónicas,
célticas
y
eslavas eran, en realidad, de la
misma carne
y
de la misma sangre que los
griegos
y
romanos que las tildaban desdeño–
samente de bárbaras
?
1
.>>
Y como Max Müller
pensaban
~ambién
Pictet, F. Müller, Schra-
1.
La Mitologíá Comparada,
VIII,
pág.
242.