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NOVA ET ACCURATISSIMA EDITIO
ciertamente no se pudieron quemar en el
sino quando mas todos los libros del Semi–
nario,
y
de ninguna manera los de los otros
Colegios,
y
Casas de Roma, de la Italia, de
la Alemania, de la Polonia, de la Francia,
d~
la Espa'1la,
y
de Portugal,
y
en todas
ellas se encontraria por lo menos un exem–
plar del Instituto....-El otro motivo, que
en el papelillo es el primero,
y
el principal,
se presenta con mucho aparato, y entu–
siasmo. Se representa el mundo dividido en
dos partidos contrarios: vno de hombres
rabiosos,
y
obstinados en perder a los Je–
suitas a toda costa; y el otro sacrificado en–
teramente a su exaltacion, y a su gloria.
Todo esto, pronuncia el Author del pape–
lejo, es fanati smo;
y
al hombre imparcial, y
filosofo no le queda otro medio de hallar la
verdad en esta causa estrepitosa, que leer y
examinar su Instituto. Ridiculez, y nece–
dad. Y que puede pretender averiguar un
hombre imparciaJ, y un filosofo leyendo
este Instituto? Si es bueno, de doctrina, y
maximas conformes al Evangelio? De eso
no
puede dudar sino un Hereje Jansenista,
un Filosofo, o un Político .sin R eligion; en
suma, un hombre, que desprecie los mas
solennes Juicios de los P apas, y de la Igle–
sia congregad·a en Concilio... . Si los Jesuitas
le guardadan, y cumplían con el? Pero si
en parte ninguna se les ha hecho causa a
los Jesuitas, ni se les ha acusado seriamente
sobre esto, de que le puede servir a un hom–
bre imparcial,
y
a un filosofo el cotejar el
Instituto de la Compañia con la conducta
de los Jesuitas ?.... No son pues estos dos,
que se presentan en este papelillo, motivos
justos,
y
razonables para Ja reimpresion del
Instituto de Ja Compañia, sino pretextos
ridiculos,
y
calunniosos,
y
necios.
»Pero en 1ugar de los dichos hai otros dos
reales,
y
verdade ros ; aunque se guardan
bien de decirlo. El primero es un interes
sucio,
y
puerco, poniendo por precio a cada
uno de los dos tomos tres zequines de Flo–
rencia, que vienen a ser ciento y veintiseis
reales de vellon ¡ quando los dos t orn os ju n–
tos de la imp·resion de Praga se ve nd ia n por
sesenta reales, o poco mas... . El segundo es
viciar,
y
corrom per el inocente,
y
santo
Instituto de la Compañia, e infamar taro-
bien por esta parte a los Jesuitas. Esto en
terminos generales nos consta con toda se–
guridad, aunque no hemos visto esta nueva
impresion del Instituto, por un pasage, que
ha havido en esta Ciudad en este asunto,
del que no se puede dudar de modo al–
guno.
Se solicito del Tribunal del Santo Oficio,
como lo supongo,
y
de cierto del Cardenal
Arzobispo, la facultad para vender publica–
mente este Instituto nuevamente impreso.
El Emin.m
0
Gioannetti procedio en esta
ocasion,
y
acaso es la primera vez que lo
hace assi en cosas de Jesuitas, con pruden–
cia,
y
precaucion,
y
aun ha tenido la feli–
cidad de que se le haya servido bien. En–
cargo, anti;s de dar la licencia, a algunos
Maestros de Theologia, que examinasen el
libro: y uno de estos fue un Religioso Fran–
cisco Observante, o Zocolante, como dicen
_?qui , llamado Barata, de quien se ha sabido
toda esta cosa, Y este mismo asegura, que
haviendo cotejado este nuevo Instituto con
el antigu9, se hallo mui . diferente del, y
averiguo que se
tJ.anañadido varias refle–
xiones, o interpretaciones infiele&, y malig–
nas. Assi se lo dixo al Cardenal Arzobispo,
y haviendole por ventura hablado de la
misma manera el otro, o los otros Maes–
tros, nego la· licencia paraq ue se vendiese
en Bolonia ... . - Raro empelio, furor,
y
bes–
tialidad de nuestros enemigos, que con nada
han de quedar contentos, y satisfechos. Nos
han desterrado de medio mundo, oprimido
en t odas partes, quitado de mil modos la
honra, atado las manos, porque no nos po–
damos defender, atribuido mil falsedades,
y
mentiras, y despojado de nuestro estado,
y
de nuestra ropa ; y aora emprenden alterar,
viciar,
y
corromper nuestro Instituto,
y
nuestras Reglas....
»
(Año 1785, págs 488-
497).
Sentimos no haber tenido, ni tener ahora,
proporción para cotejar, como quisiéramos,
esta reimpresión furtiva con la auténtica
pragense de
1
757. Pero, si es cierto lo que
nos afirma el P. Luengo, con referencia al
franciscano Barata, es tanto más reprensi–
ble
é
in icua la falsificación del genovés Es–
pínola, cuanto que en la portada de su re–
impresión nos daba
á
entender que iba
á