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210

NOVA ET ACCURATISSIMA EDITIO

ciertamente no se pudieron quemar en el

sino quando mas todos los libros del Semi–

nario,

y

de ninguna manera los de los otros

Colegios,

y

Casas de Roma, de la Italia, de

la Alemania, de la Polonia, de la Francia,

d~

la Espa'1la,

y

de Portugal,

y

en todas

ellas se encontraria por lo menos un exem–

plar del Instituto....-El otro motivo, que

en el papelillo es el primero,

y

el principal,

se presenta con mucho aparato, y entu–

siasmo. Se representa el mundo dividido en

dos partidos contrarios: vno de hombres

rabiosos,

y

obstinados en perder a los Je–

suitas a toda costa; y el otro sacrificado en–

teramente a su exaltacion, y a su gloria.

Todo esto, pronuncia el Author del pape–

lejo, es fanati smo;

y

al hombre imparcial, y

filosofo no le queda otro medio de hallar la

verdad en esta causa estrepitosa, que leer y

examinar su Instituto. Ridiculez, y nece–

dad. Y que puede pretender averiguar un

hombre imparciaJ, y un filosofo leyendo

este Instituto? Si es bueno, de doctrina, y

maximas conformes al Evangelio? De eso

no

puede dudar sino un Hereje Jansenista,

un Filosofo, o un Político .sin R eligion; en

suma, un hombre, que desprecie los mas

solennes Juicios de los P apas, y de la Igle–

sia congregad·a en Concilio... . Si los Jesuitas

le guardadan, y cumplían con el? Pero si

en parte ninguna se les ha hecho causa a

los Jesuitas, ni se les ha acusado seriamente

sobre esto, de que le puede servir a un hom–

bre imparcial,

y

a un filosofo el cotejar el

Instituto de la Compañia con la conducta

de los Jesuitas ?.... No son pues estos dos,

que se presentan en este papelillo, motivos

justos,

y

razonables para Ja reimpresion del

Instituto de Ja Compañia, sino pretextos

ridiculos,

y

calunniosos,

y

necios.

»Pero en 1ugar de los dichos hai otros dos

reales,

y

verdade ros ; aunque se guardan

bien de decirlo. El primero es un interes

sucio,

y

puerco, poniendo por precio a cada

uno de los dos tomos tres zequines de Flo–

rencia, que vienen a ser ciento y veintiseis

reales de vellon ¡ quando los dos t orn os ju n–

tos de la imp·resion de Praga se ve nd ia n por

sesenta reales, o poco mas... . El segundo es

viciar,

y

corrom per el inocente,

y

santo

Instituto de la Compañia, e infamar taro-

bien por esta parte a los Jesuitas. Esto en

terminos generales nos consta con toda se–

guridad, aunque no hemos visto esta nueva

impresion del Instituto, por un pasage, que

ha havido en esta Ciudad en este asunto,

del que no se puede dudar de modo al–

guno.

Se solicito del Tribunal del Santo Oficio,

como lo supongo,

y

de cierto del Cardenal

Arzobispo, la facultad para vender publica–

mente este Instituto nuevamente impreso.

El Emin.m

0

Gioannetti procedio en esta

ocasion,

y

acaso es la primera vez que lo

hace assi en cosas de Jesuitas, con pruden–

cia,

y

precaucion,

y

aun ha tenido la feli–

cidad de que se le haya servido bien. En–

cargo, anti;s de dar la licencia, a algunos

Maestros de Theologia, que examinasen el

libro: y uno de estos fue un Religioso Fran–

cisco Observante, o Zocolante, como dicen

_?qui , llamado Barata, de quien se ha sabido

toda esta cosa, Y este mismo asegura, que

haviendo cotejado este nuevo Instituto con

el antigu9, se hallo mui . diferente del, y

averiguo que se

tJ.an

añadido varias refle–

xiones, o interpretaciones infiele&, y malig–

nas. Assi se lo dixo al Cardenal Arzobispo,

y haviendole por ventura hablado de la

misma manera el otro, o los otros Maes–

tros, nego la· licencia paraq ue se vendiese

en Bolonia ... . - Raro empelio, furor,

y

bes–

tialidad de nuestros enemigos, que con nada

han de quedar contentos, y satisfechos. Nos

han desterrado de medio mundo, oprimido

en t odas partes, quitado de mil modos la

honra, atado las manos, porque no nos po–

damos defender, atribuido mil falsedades,

y

mentiras, y despojado de nuestro estado,

y

de nuestra ropa ; y aora emprenden alterar,

viciar,

y

corromper nuestro Instituto,

y

nuestras Reglas....

»

(Año 1785, págs 488-

497).

Sentimos no haber tenido, ni tener ahora,

proporción para cotejar, como quisiéramos,

esta reimpresión furtiva con la auténtica

pragense de

1

757. Pero, si es cierto lo que

nos afirma el P. Luengo, con referencia al

franciscano Barata, es tanto más reprensi–

ble

é

in icua la falsificación del genovés Es–

pínola, cuanto que en la portada de su re–

impresión nos daba

á

entender que iba

á