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OBRAS DEL CHRISTIANO

213

atque extrinsecus conseruandam veneratio–

nem,

&

caritatem. Deinde beneuole sub–

misseque, & absque omni iudiciali forma

curandum, vt, quoniam constabat,& biblio–

pola confitebatur, opuscula illa n·equaquam

Borgi~

esse, proscriptionis carmen ita con–

ciperetur, vt non

a

Duce conscripta, sed ti–

tulo Ducis

inscripta diceret. Postremo,

quod ipse scripserat P. Franciscus, cum

scripsisset non modo talium Tiro ante ini–

tam Societatem, sed etiam cum ijs in prouin–

cijs suspicio hreresum nulb esset, si quid

forte iam tempus posceret accuratius decla–

rari, ipsummet declarare posse... Atque ita

curandurn, vt, si qure notata essent, eorum

copia fieret; atq ue ex ijs recognitos Pater li–

bellos vel vernacula lingua; vel, si mallent,

Latina publicaret. Longe autem plurimum

ad rerum existimationem in Censorum iu–

dicijs prrei udicij sq ue, & s tu dij s inesse»

(ibtd.,

núg;is. 106-rn7, pág. roo). Esto el año

de r 559

(cfr.

a.

I

560¡ lib. rv, núm. 189,

pág. 147); y como el de 1561 siguiese reti–

rado el Santo, en Portugal, á pesar de que

le había llamado á Roma el Sump Pontífi–

ce, que quería valerse de él, é indicádole

también el P. Laynez que de paso se llegara

á

la corte de España, «motus loco non est

(observa el mismo P. Sacchini), quod vere–

retur ne non satis quidquid in causa erat,

explicatum Pontifiei esset. !taque voluit ei

diserte narrari, ipsum cum .etiamnú Ducis

titulos obtineret, scripsisse Hispanico ser–

mone libellus, qui ante recens deprebensos

errores, cum pietate, & absq ue omnis error is

suspicione lectitabantur: deinde ab sacris

Qu:llsitoribus Hispanire interdictos. Quod

cum esset factum, nec quidqua prreterea in

hominem Quresitores

decresse~t,

se piorum

virorum suasu in Lusitaniam, vnde proxime

aberat, transijsse. Iam in Castellam reditum

pro seueritate laudabili eius tribunalis vi–

deri quibusdam periculosum. His probe

cognitis, quid e re diuina céseret, iuberet

PontifeX»

(ibid.,

lib. v, núm.

22,

pág. 168).

Pero no parece que concuerden bien entre

si estos dos pasajes, pues en el primero se

dice claramente que la prohibición recaía

sobre algunas obras supuestas al Santo, y

en el segundo se da

á

entender que eran las

propias obras del Santo las prohibidas.

Más consecuente consigo anda el P . Cien–

fuegos, al tratar del mismo asunto en la

Vida

de San Francisco. «Permitio también

la Providencia (dice), que vnos libreros de

Alcala reimprimiessen vn tratado espiritual

del Santo Borja, que se avia dado

a

la Es–

tampa siendo Duque de Gandia: y para que

abultasse mas el volumen, añadieron algu–

nos tratados de onze Autores diversos¡ aun–

que no sobr.eescrivieron el libro con otro

Autor, que con el Duque Borja, assi por–

que se valio de aquel ardid la Heregia: como

porque esperavan, que con aquel titulo tan

famoso se despachasse con mas facilidad la

impression. Pero las maximas .añadidas al

nuevo tomo eran tan poco seguras, y de tan

mal espíritu, que le mando recoger luego el

Santo Oficio» (lib. 1v, cap.

xxrr,

§ II).–

«No quiso [el Santo] que se formasse acu–

sacion contra el Librero,

b

ignorante, ben–

gañado»

(ibid.,

§!U).-«Examinado despues

el Librero, se hallo aver sido la ignorancia,

o el engaño, que quiso enriquecerse con el

artificio, o acreditar el error con el Venera–

ble nombre de Francisco.

Y

mas adelante

dispuso el Cielo, que se bolbiesse

a

reimpri–

mir solo aquel Tratado de Borja en su anti–

gua puréza, donde se vio la corriente mas

cristalina, en que reverberava la Luz toda:

imprimiose en Idioma Latino, y fue apro–

bado con raros elogios de los hombres mas

sabios, y mas pios, y entre ellos del Vene–

rable Fray Hernando del Castillo, sugeto

digno de honrar con su vida sÚ misma His–

toria,

a

no ser el instrumento

~u

humilde

pluma. Dezia, pues, en la aprobacion:

Los

seis Libros,

o

T1·atados de Don F

rancisco.de

Borja, Duque de Gapdia, y Preposito Ge–

neral de la Compañt"a de J esvs, llenos de

pi.edad,

y

del Esp irüu de Clwisto, merecen

ser pubhcados,

e

tinpressos....

Passado alg un

tiempo, el Cardenal Quiroga, An; obispo de

Toledo, Inquisidor General, en el Catalogo

que mando hazer año de mil quinientos

y

ochenta

y

cinco, declara, que la prohibicion

antes hecha de las Obras del Duque de Gan–

dia, como de las de Fray Luis de Granada:

No avt'a sido

(dize)

porque sus Aietores se

huviessen desvi·ado de lo que enseña la Santa

Iglesia, que antes la han reconoet'do por su

v erdadera Madre, y Maestra, y como

a

tal