OBRAS DEL CHRISTIANO
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atque extrinsecus conseruandam veneratio–
nem,
&
caritatem. Deinde beneuole sub–
misseque, & absque omni iudiciali forma
curandum, vt, quoniam constabat,& biblio–
pola confitebatur, opuscula illa n·equaquam
Borgi~
esse, proscriptionis carmen ita con–
ciperetur, vt non
a
Duce conscripta, sed ti–
tulo Ducis
inscripta diceret. Postremo,
quod ipse scripserat P. Franciscus, cum
scripsisset non modo talium Tiro ante ini–
tam Societatem, sed etiam cum ijs in prouin–
cijs suspicio hreresum nulb esset, si quid
forte iam tempus posceret accuratius decla–
rari, ipsummet declarare posse... Atque ita
curandurn, vt, si qure notata essent, eorum
copia fieret; atq ue ex ijs recognitos Pater li–
bellos vel vernacula lingua; vel, si mallent,
Latina publicaret. Longe autem plurimum
ad rerum existimationem in Censorum iu–
dicijs prrei udicij sq ue, & s tu dij s inesse»
(ibtd.,
núg;is. 106-rn7, pág. roo). Esto el año
de r 559
(cfr.
a.
I
560¡ lib. rv, núm. 189,
pág. 147); y como el de 1561 siguiese reti–
rado el Santo, en Portugal, á pesar de que
le había llamado á Roma el Sump Pontífi–
ce, que quería valerse de él, é indicádole
también el P. Laynez que de paso se llegara
á
la corte de España, «motus loco non est
(observa el mismo P. Sacchini), quod vere–
retur ne non satis quidquid in causa erat,
explicatum Pontifiei esset. !taque voluit ei
diserte narrari, ipsum cum .etiamnú Ducis
titulos obtineret, scripsisse Hispanico ser–
mone libellus, qui ante recens deprebensos
errores, cum pietate, & absq ue omnis error is
suspicione lectitabantur: deinde ab sacris
Qu:llsitoribus Hispanire interdictos. Quod
cum esset factum, nec quidqua prreterea in
hominem Quresitores
decresse~t,
se piorum
virorum suasu in Lusitaniam, vnde proxime
aberat, transijsse. Iam in Castellam reditum
pro seueritate laudabili eius tribunalis vi–
deri quibusdam periculosum. His probe
cognitis, quid e re diuina céseret, iuberet
PontifeX»
(ibid.,
lib. v, núm.
22,
pág. 168).
Pero no parece que concuerden bien entre
si estos dos pasajes, pues en el primero se
dice claramente que la prohibición recaía
sobre algunas obras supuestas al Santo, y
en el segundo se da
á
entender que eran las
propias obras del Santo las prohibidas.
Más consecuente consigo anda el P . Cien–
fuegos, al tratar del mismo asunto en la
Vida
de San Francisco. «Permitio también
la Providencia (dice), que vnos libreros de
Alcala reimprimiessen vn tratado espiritual
del Santo Borja, que se avia dado
a
la Es–
tampa siendo Duque de Gandia: y para que
abultasse mas el volumen, añadieron algu–
nos tratados de onze Autores diversos¡ aun–
que no sobr.eescrivieron el libro con otro
Autor, que con el Duque Borja, assi por–
que se valio de aquel ardid la Heregia: como
porque esperavan, que con aquel titulo tan
famoso se despachasse con mas facilidad la
impression. Pero las maximas .añadidas al
nuevo tomo eran tan poco seguras, y de tan
mal espíritu, que le mando recoger luego el
Santo Oficio» (lib. 1v, cap.
xxrr,
§ II).–
«No quiso [el Santo] que se formasse acu–
sacion contra el Librero,
b
ignorante, ben–
gañado»
(ibid.,
§!U).-«Examinado despues
el Librero, se hallo aver sido la ignorancia,
o el engaño, que quiso enriquecerse con el
artificio, o acreditar el error con el Venera–
ble nombre de Francisco.
Y
mas adelante
dispuso el Cielo, que se bolbiesse
a
reimpri–
mir solo aquel Tratado de Borja en su anti–
gua puréza, donde se vio la corriente mas
cristalina, en que reverberava la Luz toda:
imprimiose en Idioma Latino, y fue apro–
bado con raros elogios de los hombres mas
sabios, y mas pios, y entre ellos del Vene–
rable Fray Hernando del Castillo, sugeto
digno de honrar con su vida sÚ misma His–
toria,
a
no ser el instrumento
~u
humilde
pluma. Dezia, pues, en la aprobacion:
Los
seis Libros,
o
T1·atados de Don F
rancisco.deBorja, Duque de Gapdia, y Preposito Ge–
neral de la Compañt"a de J esvs, llenos de
pi.edad,
y
del Esp irüu de Clwisto, merecen
ser pubhcados,
e
tinpressos....
Passado alg un
tiempo, el Cardenal Quiroga, An; obispo de
Toledo, Inquisidor General, en el Catalogo
que mando hazer año de mil quinientos
y
ochenta
y
cinco, declara, que la prohibicion
antes hecha de las Obras del Duque de Gan–
dia, como de las de Fray Luis de Granada:
No avt'a sido
(dize)
porque sus Aietores se
huviessen desvi·ado de lo que enseña la Santa
Iglesia, que antes la han reconoet'do por su
v erdadera Madre, y Maestra, y como
a
tal