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VIDA DEL SOBERANO

503

giosas, cuando constara ser de autores de

casa , puede decirse que se consideraban

como bienes abandonados y sin dueño, tales

que, especialmente si eran de cosas tocantes

á la Orden , daban derecho al primero á

quien le hacían falta, para que las utilizase

á placer, con ciertas condiciones: entre ellas

la de adornarlas de modo que pudieran pa–

recer en público, ó limpiarlas de las man·

chas y borrones que habían impedido ante–

riormente su impresión .

De lo uno y de lo otro uos dió buen ejem–

plo el P . Nieremberg. De lo primero, en su

famosa obra de los

Varones Ilttstres

de la

Compañía , cuyos cuatro tomos están aca–

dos en gran parte de las

Cm·tas de edifica–

cion

y de las

Anuas

que solían enviarse

manuscritas á los Colegios para el uso par–

ticular de los nuestros ; y de lo seguudo, en

esta

Vida

1

de San Francisco de Borja que

escribió el P. Vázquez, llena de importantes

noticias, pero también de dictámenes erró–

neos y principios subvei:sivos de la unión y

concordia religiosa de la Compañía de Jesús,

que hacia el mismo tiempo trabajaba porque

se introdujesen en las Provincias de Espa–

ña, á título de fundados, según decia, en la

autoridad y práctica del Santo.

Como tal obra era de todo punto impo–

sible que se aprobara en la censura, quedó

inédita; pero como, por lo demás, estaba

muy bien escrita y abundaba en pormenores

que ó ignoró ú omitió por brevedad el P. Ri–

badeneyra, á pesar de que eran dignos de

que se conociesen, juzgó el P. Nieremberg

que prestaría un gran servicio al Santo y

aun á la Compañía en expurgarla de sus

yerros, poniéndola de ese modo en condición

de que pudiera parecer en público sin daño,

antes con gran edificación de sus lectores.

La idea era excelente; no diremos lo mis·

mo de la ejecución. Para que también lo

fuera , pudo echar mano el P. Nieremberg

de uno de dos medios que en semejantes

casos admite y sanciona la costumbre: esto

es, utilizar lo que hallara de nuevo é impor–

tante en el Ms. del P . Vázquez, pero arre–

glándolo á su manera; ó publicar el Ms. con

la advertencia de que salía á luz con las

correcciones indispensables. Nada más sen–

cillo que esto segundo para quien no se

siente con fuerzas ó no dispone del tiempo

necesario para escribir una obra nueva; ni

nada más corriente que lo primero en las

Vida

de los Santos, ni juntamente más

fácil para el P. Nieremberg, tan suelto y

expedito

en

componer libros nuevos como

otros en leerlos.

¿

e figuraría que no era posible decir

mejor lo que copiaba del Ms. del P. Váz–

quez? Mas en ese ca o parece que la honra–

dez pedía que le citase á lo menos donde le

copiaba á la letra. Pero, y ¿cómo citarle,

cuando todavía en el segundo tercio del

siglo xvn sonaba tan mal el nombre del

P . Dionisio Vázquez, que sólo él bastaba

para desautorizar toda la

Vida?

R ealmente era muy embarazosa y com–

prometida la situación del P. ieremberg;

y éste se salió de ella sin atender bastante

á las consecuencias que pudieran deducirse

del corte que dió al asunto, y al peligro en

que se ponia con él de que se le condenara

de plagio ó robo. Él de seguro que no pensó

que cometiera ni lo uno ni lo otro; y salimos

fiadores de que, á sólo haber sospechado que

pudiera calificarse de tal el uso que hacia

del Ms. del P. Vázquez, se valiera de otro

arbitrio menos arriesgado para sacarlo á luz.

Mas, eso no obstante, como es tan visible,

aunque igualmente excusable, el delito de

que se le acusa, no podíamos prescindir de

registrar aquí su

Vida

de San Francisco de

Borja, haciendo sobre ella las reflexiones

que nos han parecido necesarias para poner

en su punto la verdad del caso.

4563.-Vida del Soberano Pontifice

Clemente XI, compuesta en Frances por

el Señor Lafiteau, Obispo de Sisteron; y

traducida al Castellano por el Lic. Don

Andres Rodríguez de la Cueva, Presby–

tero, graduado en la Universidad de Al–

cala.[TomoPrimero-TomoSegundo

'J].

Con Licencia: En

M~drid:

En la Imprenta

de Joacbin !barra, calle de las Urosas.–

Dos tomos en 8.

0

de ps. 416 (s. 15 hs.

p. n.), 414 (s. 3 hs. p. n.).

T.

EL

P.

BENITO ANTONIO DE

CÉSPEDES.

Pues á ésta se refiere seguramente Her-