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VIDA PRODIGIOSA

507

la del P. Cataldino, de que hablamos al

núm. 4542, se refieren Nicolás Antonio y

Sotuelo cuando nos aseguran: el primero,

que el P. Juan Antonio imprimió «sub no·

mine Francisci Xarq ue, fratris:

Vidas del

P.

Antotzto Rm'z de 111011toya, y del P. Yo–

seplz Cantalbúzo de la Comjafia de Yems,

útsignes obreros de la Provi11ci'a de Prffa–

guay.

Cresaraugustre apud Michaelem de

Luna 1662. in 4.º»

(1,

636)¡ y el segundo,

que «edidit....

Vitas

P.

Anto11ú' Rmz de

Montoya,

<ÍJ

P. Iosephi Cantalbim' ex oct'c–

tate inszgm·um

operariorun~

in Paraq1ea1·1·a.

Cresaraugustre sub nomine sui Fratris Fran–

cisci Xarque, typis Michaelis de Luna 1662.

in 4.º» (pág. 402).

Lo mismo vienen á decir, pero con la

añadidura de circunstancias cada vez más

agravantes, aunque accidentales para el

caso, Baillet

(Aieteurs déguisés,

pág.

367),

Placcio

(rr,

619, núm. 2906), López de Ar–

bizu

(Hútoria

del Col. de Zaragoza,

m,

222),

Finestres

(Notas,

pág. :009), Hartzenbusch

(pág. 140), etc., etc.¡ pues ésta puede afir–

marse que es la opinión corriente de biblió·

grafos é historiadores que no han hecho

estudio particular sobre el asunto.

Aun Latassa, que parecía el más obligado

á hacerlo, da por del P. Jarque las«

Vidas de

los PP. Ruiz de Mo11toya, y Cataldiuo, in–

signes Yesuitas,

que se imprimieron por Mi–

guel de Luna en Zaragoza 1662, en 4.», con

la nota de que «llevan el nombre de su her–

mano el Dean Don Francisco Xarque»

(m,

370)· aunque luego, sin nota ni remisión

ninguna, atribuye

á

D.

Francisco una «

Vida

Prodz'gzosa del

V.

P. Yesmta Antom'o Rm'z

de Montoya. A. S. Magestad Cathoh'ca.

En

Zaragoza por Juan de lbar 1662. en 4.º»,

con otra más intitulada

«Vida del

V.

P.

Yesuüa yosef Cotaldino, Misionero Aposto·

Hco en la Anterica.

En Zaragoza por Juan

de Ibar 1664. en 4.>> (1v, 21).

La misma confusión de Latassa parece

que estaba descubriendo á Backer lo que

debía de haber en el caso, pero éste prefirió

la copia al discurso. Después de asegurar

que se publicaron «sous le nom de son frere

Frarn;ois Xarque» las dos obras siguientes:

«Vida apostolica del Padre Josef Cataldino

uno de los primeros... conquistadores de

las provincias... del Guayra, de la Compa–

ñia de Jesus. Zaragor;a, 1664, 4º, 29

ff.,

pp. 264», y «Vidas del P. Antonio Ruiz de

Montoya y del P. Joseph Cantalbino de la

CompaOia de Jesus, insignes obreros de la

Provincia de Par.aguay. Zaragoza, por Mi–

guel de Lima, 1662

1

4.º», copia en letra

menor los títulos de la

<~Vida

prodigiosa....»

y

<~Vida

del V . P. Joseph Cotaldino ....»,

añadiendo, á imitación de Latassa que éstas

fueron escritas « par

D.

Francisco Xarque,

que ses infirmités obligerent de quitter la

Compagnie»

(m,

1601).

Aunque, al parecer, más simplificado, no

es menor el enredo en Sommervogel. Co–

pia primero de Backer el título de las «Vi–

das del P . Antonio.... », con la siguiente

advertencia : « Ces deux biographies ont–

elles paru ensemble? - Elles ont été impri–

mées sous le nom de son frere Franr;ois»

(vm, 1324-25)¡ y luego, del mismo, la «Vida

apostolica....», mudado también en

Cotaldi110

el nombre de

Cataldi1to,

y añadida la nota de

seudónimo sin avisar cuál (vm, 1325) , por

imaginarse tal vez que bastaría con lo ad–

vertido en el

Dict101m.,

de que lo era «le

nom de son frere,

Fra1u;:ois ¿Y'arque»

(col. 1033)

1

si bien más adelante la pone en–

tre las obras anónimas

(rx,

1364).

De todo este montón de

Vi'das,

tan varia

y encontradamente citadas, no hay más que

dos: la

v:ida Apostolica,

del

P.

José Catal–

dino (y no Cantalbino ni Cotaldino), im–

presa en Zaragoza por Juan de lbar el año

de 1664 (y no el de

1662,

por Miguel de

Luna , ni de Lima) ¡ y la

Vida P,-odi'giosa,

del

P.

Ruiz de Montoya, impresa también

en Zaragoza, el año de 1662

1

por Miguel de

Luna (y no ya por Juan de Ibar). De ellas

ha provenido la multiplicida<l de títulos

que hemos notado, por el habitual laco–

nismo

ó

incuria de los primeros bibliógra–

fos, y la falta de investigación ó mala suerte

de sus sucesores.

Lo cual supuesto

y

asentado, queda ya

sólo que veamos quÍén es su autor: si el

Deán D. Francisco,

á

cuyo nombre salie–

ron, ó el P. Juan Antonio, á quien común–

mente se atribuyen.

Por lo que hace

á

la

Vi'da

del P. Ruiz de

Montoya, basta leerla con alguna atención