Table of Contents Table of Contents
Previous Page  48 / 680 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 48 / 680 Next Page
Page Background

28

APOLOGIA DEL LIC. DON MATIAS

P. Achille Gerste, S. J. », dice Sommervo·

gel, que sigue la misma opinión (v, 579:

cfr.

vn, 1084, n 53-54, JI 67, 1337-38, etc.;

JX,

943).

Sin embargo, al frente del ejemplar de la

biblioteca de la Residencia de Madrid se

lee de buena mano: «El Author verdadero

es el

P.

Antonio Xaramillo de la Comp.ª

de Jhs».-«Es obra del P.

0

Ant.

0

Xarami–

llo, de nflí. Comp.ª», se escribe también, de

letra del tiempo, en el de la biblioteca del

Colegio de Loyola; y lo mismo hubo de

quererse decir, aunque se equivocó el nom–

bre, en el de la biblioteca del antiguo Cole–

gio de Pontevedra,

á

juzgar por el

Inven–

tan ·o

de sus libros, donde se avisa que lleva

«la firma impressa del

Lz.do

Mathias Marin,

y luego manuscrito. Alias Joannes de Xa–

ram illo » (pág. 143).

Además, en una lista de papeles relativos

á

la Causa del Sr. Palafox, existentes en el

archivo del Colegio de Alcalá, que remite

el P. José Carrasco al P. José Calzad.o con

fecha de

9

de Diciembre de 1757 (y original

tenemos

á

la vista ), aparece el «Mem.

1

de

D.

N. Marin (alias P.• Xaramillo) Apolo–

getico contra la Innocencia Vindicada»,

que es justamente esta

Apolog-z·a.

-

« El

P.• Xaramillo, ocultando su nombre, y

atribuyendo su obra al Lic. Mathias Ma–

rin ....», dice también el P. Luengo

(Diario,

A. 1775, pág. 432); y Arévalo: «Mathias

Marin, sive P . Antonius X ara millo»

(Mss., núm.

1 l l

5).-Aun más explícito Ca–

ballero, anota lo siguiente en la cuenta que

nos da de esta

Apologia

en su artículo sobre

el P . Jaramillo: « Auctor latere voluit

sumpto nomine Matthire Marin. Octo hujus

operis capita prima edita prius fuerun t

seorsim tanquam totius operis prolegome–

na, paucissirnis diebus post Segneri oppu–

gnationem editam. Nemo elegantius, ube–

rius, nec majori judicio, nec tanta doct rinre

vi, Xaramillo nostro res Palafoxianas tra–

ctavit....» (Mss., núm. 951).

Pero, aun prescindiendo de la confianza

y crédito que I).os merece la autoridad de

estos cuatro escritores, ninguno de los cua–

les tuvo noticia probablemente de lo que

decía el otro, sino que todos ellos siguieron

la voz corriente de las Provincias españolas

de la Compañía de Jesús, nos bastaba la

sola lectura de la ·

Apologia,

tarf conforme .

en todo á la inclinación, estilo y aun

ocu~

pación habitual del

P.

Jaramillo, para atri•

buírsela á él sin ningún escrúpulo, y no al

P. Marín, 'que ni tenía humor ni habilidad

para semejantes producciones.

Los ocho capítulos ya antes impresos de

esta obra,

á

que se refiere Caballero, son,

corno queda advertido, los del número an–

terior, cuyas primeras 60 páginas se apro·

vecharon para la continuación en algunos

ejemplares, pues se ve claramente por el

cotejo que para otros se hizo nueva tirada

de las mismas.

Y

aquí, aunque haya de parecer algo

alejado de nuestro propósito, se nos ha de

permitir que recordemos, para diversión de

los bibliógrafos, un incidente por demás

curioso, á que _dió lugar nuestra

Apolog-z·a

en el último tercio del siglo xvm. Tratá–

base en Roma de adelantará toda costa, y

aun de precipitar con todos los amaños de

que eran capaces los Ministros de Carlos

III,

la Causa de Beatificación de

D.

Juan de

Palafox; pero, como viesen sus Abogados y

Postuladores que era imposible dar un paso

en ella mientras no se respondiese (ni era

fácil que se pudiera responder satisfactoria- .

mente) á las terribles acusaciones formula–

das en la dicha

Apologia

contra el famoso

Obispo de Puebla y Osma, apelaron al si–

guiente medio que nos describe el P. Luengo

á continuación de las palabras que algo más

arriba copiamos de su

Dzari·o.

«Resolvieron (dice) disimular que havia

tal obra de Mathias Marin, y aun afirmar

francamente, que nunca ha existido. T o–

mada esta resoluci'on pensaron en hacer

todas las diligencias posibles, para asegu–

rarse, de que nadie se hallaria en estado de

desmentirlos. Que pasos havran dad.o sobre

este asunto en Roma, en donde no podia

m~nos

de haver algunos exemplares de la

obra de Marin, especialmente en las libre–

rías de los J esuitas, que en el P ontificado

antecedente estuvieron enteramente en sus

manos, y a su disposicion, no es facil, que

podamos nosotros saberlo: corno tampoco

nos es posible averiguar, que diligencias

han practicado en España, o para hacer,