PRATTICA PER A!VTARE
401
ve, Melzi siguió sencillamente
á
Alegambe,
•Jo mismo que, antes de él, Sotuelo (págs.
83~,
871)
y Placcio (r, 20, " ,
138,
núms. 2,
490, 807,
aa).
Por lo que hace á su primitivo autor:
«Le P . de Vilela a traduit son ouvrage de
celui du P. Thomas de Villacastin, écrit en
espagnoi», repite de nuevo Sommervogel en
su
Biolioth.
(n,
314)
1
queriendo dar, al pare–
cer, por confirmada la sospecha de Backer,
que se había contentado con preguntar:
«La traduction italienne [de la obra del
P. Villacastín] ne serait·elle pas du P. J. B.
de Vitela?» (m, 251 0).- P ro no debió de
seguir pareciéndole del todo satisfactoria su
opinión al mismo Sommervogel, cuando
últimamente en el artículo del P. Vilela,
cuyo nombre confiesa que no ha podido·
hallar en los ar<:"hivos de la
Compati.ía, la
propone
ó
modifica en los términos siguien–
tes: «Melzi .... dit que cet ouvrage a été com–
pasé en espagnol par le P. J. B. Villela....
et traduit en italien par le P.·Fr. Centuria.
C est, je crois, une erreur. Le P. de Backer
dit aussi: ''c est une trad uction de l'espa–
gnol.'' Le P. Buccellani l'a traduit en latin»
(' m, 757). Quiérese !nsinuar en esta cláu–
sula que la
Prattica
no sólo no es trad uc–
ción de la obra del P. Villacastín, á quien
ya no se le nombra, y, lo que es más nota–
ble, ni en su artículo, que viene poco des–
pués, se habla de ninguna traducción ita–
liana ni latina de su
PrdcHca para ªJ'ttdar
ti
bie1l morú·
(vm,
763-64),
sino que, como
lo significa también su mismo título, es obra
original escrita en italiano por el descono–
cido P. Juan Bautista de Vilela.
Sin embargo, no cabe duda en que es tra–
ducción del castellano, pero traducción de
otra
Práctica
muy diversa de lá del P.
Vi–
llacastin, y en la que extratiamos que no
haya parado la atención ningún bibliógrafo,
á
pesar de lo famosa que ha sido y es en
España y fuera de ella, desde el año, cuando
menos, de
1619,
la del P . Juan Bautista
Poza.-Hemos tenido ocasión de cotejar su
Practica de ayvdar a morir,
como se la
llama en unas ediciones,
ó
de ayvdar a biºen
monr,
como se la intitula en otras, con la
<~PraxiS
iuvandi· cegros ad bene morien–
dmn....
»,
de que hablaremos en ·el número
TOMO III.
siguiente; y podemos asegurar que esta tra- _
ducción, hecha directamente al latín de la
Pratllca
italiana, lo es de la
Práctica
cas–
tellana del P. Poza. El cual, para mayor
se~
guridad y abundamiento, en la minuciosa
R clacion
de lo ocurrido en la causa de su
Elucidario
y
Apologías
(que original tene–
mos á la vista, en fol.º, de
16
hojs. n. ·fols.),
exponiendo los treinta motivos de aflicción
que le dieron los tribunales de Roma y Es–
paña, señala por «Quinto qué estando apro–
bado en Roma por el maestro del Sacro
palacio el libro de ayudar a morir con nom–
bre de
:Jnan Baptista de Vilela
por orden del
general de la compª de Jesus siendo traduc–
tor de el vn padre italiano, luego que se
supo el autor le prohibio la congregacion
de indice» (cap. v, núm.
5.
0
,
hoj. 10).
Esto explica bien la razón de por qué en
el título de la
Prattica
se había cuidado de
poner con toda advertencia, no «Tradotta»,
como era la verdad, sino « Composta», y
precisamente « Dal P. Gio. Battista de Vi–
lela», y no «Poza». - Hacía algún tiempo
que aparecía en el
Índice R omano,
por de–
creto de 3
1
de Enero de
l 628,
el célebre
Elucidarium D ciparce
que éste había im–
preso el año de 1626 en Alcalá y rei m–
preso el de
1627
en Lyon; y el nombre
mismo de Poza sonaba tan mal en algunos.
oídos, merced
á
la impetuosidad y arrojo
desmedido con que trató de defender la
Concepción Inmacu lada de Nuestra Seriora
en tiempos
y
por medios igualmente pe–
ligrosos, que aun ése vino, al fin., á conde–
narse
in
odium mectoris,
con todas sus obras
en absoluto, por decreto del Santo Oficio de
10
de Diciembre de
1631:
al día siguiente,
corno si dijéramos, de salida de la imprenta
la
Prattica
aprobada por el Maestro del
Sacro Palacio, ignorante todavía, á lo que
parece, de quién fuera su verdadero autor.
No nos cuenta e! P. P oza cómo se vino
en conocimiento de él; pero es fácil que lle–
gara á descnbrirse por el apellido mismo de
Vi lela, que no lo.era de ninguno de la Com–
pa1iía, mas tampoco de ningún personaje
imaginario, sino de un ilustre caballero es–
paliol, gran amigo
y
defensor del P. Poza,
y
unido á él en la misma portada del
Elvá–
dar1vm D eiparae A vto1'e Ioamie .{3aptista
26