EL SABIO EN LA POBREZA
177
3986. - El Sabio en la Pobreza, Co–
mentarios Estoycos, y Historicos a Se–
neca. Al lllvstrismo.
y
Reverendismo. señor
el señor
D.
Fr. Alonso de Santo Tomas,
Obispo de Malaga, del Consejo de ·sn
Magestad. &c. Por
D.
lvan Baños de Ve–
lasco,
y
Azebedo. Con Licencia. En Ma–
drid, Por Francisco Sanz, en la Imprenta
del Reyno. Vendese en la Puerta del Sol,
en casa de la viuda de Bernardo de
Sierra, a la esquina de la Calle de la In–
clusa,
y
en Palacio [ 1671].-En
4.º,
de
304
ps., s.
8
hs.
p.
n.
EL P.
JUAN
BA.t~O
DE
VELASCO (!).
«Baños (El P. Juan de), jesuita, nacido
en Baños de Montemayor el 12 de Marzo
de 1526,
y
en el mismo dia de 1559 tomó
el hábito de la Compañía. Falleció en
l
599
en olor de santidad
y
con el nombre de sá–
bio orador», dice Díaz
y
Pérez en el cuerpp
de su
Diccionario histórico
(r, 74);
y
aiiade
luego en las
Ampliaciones
y
Rectt.ficaci'o–
nes:
«Baqos (El P. Juan de). -Se llamaba
P. Juan Baños de Velasco, y escribió varias
obras. Parece que no llegó á publicarse de
éstas más que la siguiente: El sabio en la
pobreza. Comentarios estáicos históricos á
Seneca (Madrid ¿1604?)» (r, 600).
No es fácil adivinar, como no sea supo–
niendo que no se fijaron en la
Ampliación
y Recti/icación,
qué motivo pudieran te–
ner los redactores del
Diccio11. enciclop.
Hisp.-Amer.,
serviles copiantes de las fechas
del nacimiento y muerte del P. Baños que
hallaron en Díaz
y
Pérez juntamente con la
noticia del lugar de su procedencia, para
dejar de mencionar esta obra suya tan no–
table de
El Sabio en la Pobreza.
Tal vez
se figuraron que sería mejor, dejado eso por
sabido, extenderse algo más en la descri p–
ción de sus cualidades personales, no tan co·
nacidas de sus lectores. Como es posible
que tampoco lo sean de los nuestros, nos
vamos á tomar la libertad de copiar á la le–
tra su descripción. «Amante (dicen) desde
niño de las prácticas religiosas, hízose sacer–
dote
y
en el mismo día en ·que cumplía
TOMO !U.
33 años de edad, tomó el hábito de la Com–
pañía de Jesús. Se dedicó con entusiasmo á
la oratoria sagrada
y
llegó á ser uno de los
más famosos oradores de su siglo. Modelo
de virtudes
y
ejemplo de sacerdotes, mu–
rió en la fecha que ya queda mencionada
[de 1599] en olor de santidad, según los
cronistas» (m, 170, 3.a).
En efecto, el a!'io, no precisamente de
I
599,
sino de i575, á los 27 de Septiembre, murió
«en olor de santidad» en el Colegio de Va–
lencia un Juan de Baños que había entrado
en la Provincia de Aragón á 12 de Marw
de 1559. Sólo que este Juan de Baños no
era « nacido en
Bañ.osde Montemayor •,
sino en Navarrete de la Rioja; ni era tam–
poco sacerdote cuando «tomó el hábito de
la Compai'lía de Jesús», sino que aun en
ella vivió siempre en el humilde estado de
H. Coadjutor ó simple lego; ni podía ser
«uno de los más famosos oradores de su si–
glo», cuando consta que no sabía más letras
que las de la cartilla, si es caso, ni pensó
jamás en abandonar su oficio de albañil
con que honradamente había ganado la
vida, hasta que, muerta su mujer, y solo él
y
deseoso de servirá Dios, entró en la Com–
pafila, donde continuó ejerciendo el mismo
oficio con notable habilidad.
Si Díaz y Pérez hubiera tenido noticia de
esto, de creer es que no nos fantaseara la
historia de su P. Juan de Baños, ó Ba!'ios de
Velasco, dando ocasión con ella á los redac–
tores del
Dicet'onart'o enci'clopédico
para re–
forzar sus desaciertos.
Aunque, la verdad que digamos, no te–
nía necesidad ni aun de eso. Bastaba con
que acudiera á icolás Antonio para li–
brarse de que fueran tan visibles, cuando
menos, sus yerros, tanto biográficos como
bibliográficos. Allí le hubiera salido al en–
cuentro «D. JOANNES DE BAÑOS ET
VELASCO, unus ex chronographis regno–
rum Castellre», que, después de haber dado
á
luz hasta ocho obras, además de
El Sabio
en la Pobreza,
murió «Matriti
VII.
Aug.
MDCLXXXII» (r, 643-44).
Y, cuando le pareciera algo obscuro Ni–
colás Antonio, por estar eu latín, ahí tenía
á
su paisano Gallardo, en cuyo
Ensayo
se habla también de D. JUAN BAÑOS
12