DISCVRSO HECHO
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sangre: y si conviene, o no, alguna
limi–
tacion en ellos.-En 4.º
1
de 48 hs.
EL P.
Lurs
DE
ALCÁZAR (?).
Nicolás Antonio dice así en el artículo
del M. Saluzio: «Ejus nomine inscribitur:
Un disct1rso ace1·ca de la justicia y buen
gobierno de Espa1ía en qtta11to a los estatu–
tos de limpieza de sangre....
Hic jam publi–
catus fuit una cum responsione seu solu–
tione Salutii argumentorum, edita ab Hie–
ronymo de Cruce, Cresaraugustre
1637.
in
folio»
(1,
178);
y luego más adelante, en el
de Fr. Jerónimo de la Cruz, añade que
éste imprimió:
«Defensa de los Estatutos
J'
noblezas E spañolas, destierro de los abusos
y rigores de los Infonnantes:
tribus parti–
bus.
I.
est
R espuesta Apologetica al dt'sct,rso
del
P.
Fr. Agusti1i Salttzio....
Hic nempe
Saluzius Xereciensis , Philippo III. Regi
Catholico a concionibus, eximius ecclesias–
tes, cujus est (aut certe sub ej us nomine alius
latere voluit)
El Disciwso sobre la Nobleza
de Espaila....
»
(
I,
573).
Como explicación ó sÚplemento indispen–
sable á lo que sólo insinúa Nicolás Antonio,
y para mejor inteligencia de lo que parece
haber de cierto en este punto, conviene que,
ante todo, copiemos unos cuantos párrafos
de Ja obra misma de Fr. Jerónimo de la
Cruz, á que se refiere nuestro bibliógrafo.
«Algunos ponen en duda, que fuesse el
Padre Fray Agustin Saludo autor deste
tratado, que anda con su nombre, y mas
inclinan a que fue vn gran Letrado Anda–
luz , irritado, por vn enoxo que le dieron.
Yo he procurado saber la verdad con gran
cuydado, y no he podido assentar en cosa
cierta, porque son igualmente encontrados
los pareceres. Creo que el autor escondio su
nombre, por esconder la calumnia, o sos–
pecha que se pudiera concebir contra el, y
pusole en cabec;:a del Padre Maestro F ray
Agustín Salucio,
varon.degran virtud, de
excelentissimo pulpito, y muchas letras, li–
bre de toda excepcion, su linage limpissimo,
y nobilissimo....
»
(pág. 14
*).
Pero, dejándose de dudas, y pasando de
simples indicaciones á terminantes y cada
vez más expresivas afirmaciones á propor-
ción que va adelantando en su
Defensa,
dice así en una parte: «Si el discursista pro–
siguiera su intento sin ofender, no entrara
sospecha en los Lectores de su Autor. Es
cierto, que no fue el Padre Fray Agustín
Saludo, y que se tomo su nombre por ser
su persona ta calificada para autorizar el
discurso....
»
(pág.
139);
y en otra, algo más
adelante: «Da intencio
q
el Autor del dis–
curso es el Padre Maestro fr. Agustin Sa–
lucio, y no lo es, .no porque aquel gran va–
ron, si se pusiera a ordenarle, no lo acaba ra
con mayor felicidad, mas no se aplico a ello,
y prohijosele su Autor, por ser la persona
de mayores meritos y habilidades de su et'.ad:
y queriendole dar bué
padr~,
siendo
:l
la
verdad el que le trabajo otro personaje, que
conocieron y tratara testigos de mayor ex–
cepcion, que oy vi ué en la Corte en
~ ran
des puestos, y se le vieron escriuir: pero
como oculto su nobre (no por su humildad)
quiso rebatir Ja hora de nuestra Relig'on de
San Geronimo, callando, dize que a la sa–
grada Orden de Santo Domingo se le deue
el auer procurado la institucion del Santo
Oficio....
»
(pág. 157).
E l título de
«Anotadones
a vn
I
iscvrso,
que se dize hecho por Fray August;'n Salu–
cio....
»,
de que se valió el P. Juan dt; Monte–
mayor en las descritas al núm. 108, indica
bastante que tampoco tenía éste el
Discv1·so
por obra del famoso Dominico, aunque no
da señales de quién se figurara ser su le–
gítimo autor, ni aun el menor indicio de
que hubiera pensado en averiguarlo.
En cambio, Tamayo de Vargas escribe lo
siguiente en el artículo del M. Saludo:
«Discurso hecho acerca de la justicia i buen
gobierno de España en Jos estatutos de lim–
pieza de sangre, i si conviene o no alguna
limitacion en ellos. Sevill.a en 4.º con licen–
cia de F. Diego Calahorrano su provincial:
creese que fue obra del P.• Luis del Alcazar
de la Comp.
3
»
(r,
86).
Pero la manera poco
afirmativa de explicarse Tamayo de Var·
·gas, el silencio de Nicolás Antonio, que vió
su
a~tículo,
y algunas expresiones de Fray
Jerónimo de la Cruz, nos obligan á no po–
derle dar entero crédito, y á tener por du–
dosa, cuando menos, si ya no por inexacta,
su atribución.