Ja cruz , para librar e así
resac Iglesiamanta doctrina
de Ja podrndnmbrc del pe-
cristianata alli mallina ya–
cado. Por e to se pone un
chang011ni, ismucj uchaman–
po o de sal bendita en Ja
la qwishpichislwa cangapac.
boca de quien se bautiza.
Gltairaicutacmi bendiciashca
Sigue ahora un scgnndoexor-
cachi bautisaslwa cangapac
cismo,
á
cuyo fin e hace
shimipi chi¿ra hca can, baU;–
una cruz sobre Ja frente de
tisa hca canga ji¿chapac is–
quien será bautizado, para
muimanta quishpichishca
que le sirva como de es-
.cangapcw, Diospac yachaita
cudo contra: las potencia
m allingapac.
upaila car–
cnemiga pue ta ya en
fu-
cui, exorcismo nishca, ca–
ga
1.
Viene en seguida otra
tinmi; caica muchac shimi,–
imposición ele la mano y al
cwnahuan mañaicunahuan–
mismo tiempo el sacerdote
pish mrashca camni s1¿pai–
implora de Dio que ilumine,
ta carcungapac. Gai exor–
pmifiqne
y
santifique :i n
cisrnota tucuchishpa, sacer-
iervo, para que creyendo
dote bautisa her¿ cangapac
1
Exorcizando al demonio ep el Bautismo, la Iglesia no
supone que quien se bautiza está poseído físicamente del
. espíritu maligno. Mas en el estado del pecado original el
hombre está sujeto al poder del príncipe de las tinieblas,
y
ele este im1ierio libra el exorcismo al hombre. P ues los
exorcismos en el Bautismo no son solamente significatiYos
ó
símbolos de los efectos de este acramento, sino eficientes,
en cuanto quitan los impedimentos en la recepción
y
en la
eficacia de la gracia pautismal. P or esto no se suplen en
vano ni aún denmés del bautismo privado, "quia sicut
im–
peditur effectus baplismi, antequam percipiatur, ita potest
impediri, postquam fuerit perceptus' { .
T l!O)I.,
um. Theol.
ffia,
q.
71,
a.
3
ad
3).
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