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ESTUDIOS INDIGENAS.
ni, bailado en su propia sangre, abandona la maca–
na
y
agarrandose de su contrario trata de ahogarlo ·
entre sus brazos herculeos, impelido por una deses–
peracion her6ica; pero al ·instante las fuerzas comien–
zan
a
abandonarlo, por la· abundancia de sangre qne
brota de Ia herida. El caciqne suelta sn presa
y
sintiendose desfallecer, trata de llegar
a
la espesura
de la montana para no morir en presencia de su ven –
cedor. En este instante Garci Gonzalo le alcanza
y
de un solo golpe le abre nn surco por la espalda :
el cacique cae. El castellano, dejandole por muerto,
trepa la pendiente en solicitud de sus companeros que
desde la altura habiau . contemplado el heroismo de·
{tmbos atletas. Un ano mas tarde se presenta Pa–
ramaconi eu la ciudad de Caracas, en actitud paci:fi–
ca, sin otras armas que sus profundas cicatrices.
Recibele el Bayardo castellauo tendiendole mano
a.mi–
ga. El cacigue de los Taramainas acepta la aliauza
de los conquistadoTes: desde aquel dia los dos riva-
. les viven el uno para el otro.
La escena de Sorocaima pasa en
1573.
Garci
Gonzalo sale en una mafiana acompafiado de algn–
nos soldados en bu.sea de aquel cacique de los Teques,.
sucesor de Guaicaipuro. Pero, apenas le divisan los
indios, cuando dejan sus aldeas,
y
le salen al en–
cueutro. Triunfa en el primer momento Garci Gon–
zalo
y
ann toma prisioneros: pero encontrandose debil
se retira, cuando le acomete el cacique Oonopoirna
y
le detiene. El jefe castellano ordena ent6nces al j6-
ven Sorocaima, uno de sus prisioneros, que desde las
:fi.Ja.s espafiolas diga al cacique su jefe que, si conti–
nua hostilizandole, pasara
a
cuchillo las rnugeres
y
los indios prisioneros. Sorocaima avanza
y
en lugar
de cornunic
.r
a
su jefe el mensaje del castellano, le
anima
~\.
.que continue
y
le revela el reducido nurnc–
ro de 10s espafioles. Garci Gonzalo manda al punto.-