ESTUDIOS INDIGEN.f.t:.
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--onda que maldice; Caruao no es pueblo, sino la pri-
mera pagina tle una historia inmortal: alli se consu–
m6 el sacrificio de las primeras vfotimas de la codi–
cia castellana en la peninsula de los Caracas . El Tuy
no lleva sus aguas sobre el cesped de Flora, sino so–
bre los osarios de las pasadas generaciones: sus ve–
-gas estan abonadas con carne humana. Por donde
quiera esta la memoria del hombre atlunada
a
la
roca, al {trbol,
a
la montafia. Sobre las cimas de los
Teques resalta una :figura de los tiempos h er6icos : es
la sombra de Guaicaipuro que desap arece entre los
torbellinos del incendio. Los precipicios de Carayaca
cuentan la historia de dos pugiles, y sobre las lomas
-<le los Tararnainas, falanjes de espectros, s in orejas ,
sin narices, sin brazos, van y vienen como 'fuegos
fa–
tuos. Referian los Mariches a sus hijos q ue, cuando
en las noches tempestuosas ladra n los perros de sns
·imeblos, aparecia de subito sobre la mas elevada cima
del valle, un hombre decapitado que tenia en una de
8us manos, y pendiente de hermosa cabellera, s u ca–
beza deforme, y que en las cuencas de sus ojos ha–
bia dos carbunclos in:flamados que, moviendose en
·t odas direcciones, lanzaban sierpes de fuego : era la.
sombra de Tamanaco, llevando su propia cabeza gui–
llotinada por el perro de Garci Gonzalo de Silva .
La conquista castellana, al Oriente y Occidente de
V enezuela, respet6 el territorio de los Caracas, durante
sesenta ai'ios. Los moradores de la peninsula ·no pre–
senciaron sino el transito por sus costas de las naos que
.
se .ocupaban en saltear esclavos indigenas para ven-
derlos encadenados en los mercados de Cubagua y Cn–
mana, durante los primeros cincuenta afios de la ma–
tanza castellana . Para este tiempo se h abian ya
fundado l as primeras ciudades de Venezuela : Nneva ·
Cadiz, Cumana, Asuncion, al Este de la peninsula;
Coro, Tocuyo, Barquisimeto, Merida, San Cristobal,