ES TUDIOS IN
DIGEN
AS.
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removeran nuestros sepulcros. Pero en este desmoro–
namiento constante y necesario, queda siempre triun–
fante la lei del progreso: la obra humana, el arte,
la industria, la perfect1bilidad social por medio del
trabajo; el conocimiento de la verdad moral por medio
del cultivo de la razon; la pnreza de costumbres por la
emancipacion de los pueblos. Por esto, la sociedacl
moderna llama
{t,
SU
Centro ias obras de toclos los
tiempos,
y
estudia
y
analiza el Universo, mientras
que reconstruye la .historia de todos los siglos.
Cerca de cuatrocientos anos hace que fne descu–
bierto el Nuevo Mundo. Correspondia al siglo actual
recoger la cosecha que sembraran Espana y la Euro–
pa del siglo XVI; .sacar
a
luz las obras de
SUS
cro–
nistas, los documentos ineditos, los inmortales trabajos
de los misioneros. Son6 la hora, y la historia, la ar–
queolpgia., la etnografia, bases de granito que levanta–
·ron los artifices castellanos, aparecen, para. que sobre
ellas contini1en los ingenios de ambas
Americ~s
y los
maestros · de la ciencia europea, la obra iumortal de
nuestros padres.
No vamos
a
escribir un estudio sobre la literatura
de las lenguas americanas, que trabajo semejante no
puede elaborarse sino por partes. Contribuyendo con
·estas paginas
{t
la historia bibliografica
y
filol6gica.
del
co~tinente,
habremos puesto una piedra del suntuo–
so
ed~ficiQ
cuyo conjunto pertP-nece
a
los maestros de la
ciencia. Esto basta.
La historia filol6gica de
Venezuel~
que comienza
_con las misiones castellanas
a
mediados del siglo d e –
cimo sexto, permanece guardada hasta el dia en que
el grande Humboldt pisa nuestras playa8. Puede de –
cirse que este hombre gigante abri6 las puertas de l
siglo y estableci6 la alianza fraternal qne ha unido
fl.
los espiritus cultivados de am bos mundos, en beneficio
de una idea fec1l.nda: el estudio de America.