DE LAS Si\l.INAS.
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alto de Guaylara. Respondióle el Gobernador que se hiciesJ3
así, porque dello él era muy contento.
En este tiempo D. Francisco Pizarro había nombrado por
Maestre de campo d!3
§U
ejército
á
Pedro de- Valqi\ ia, bi en
entenaido en la malicia de la
gt~erra.
Luégo se aderezó toda la
gente para ir -con el Gobernador, sin decir por qué camino
habían de ·ir,
é
así otro día salieron los capitanes con su
~ente,
enviando delante corredores para ser
i~formados
de lo
·que liobiese. Antes que saliese d·e Lima
é
Caxca, un
solda.do,con
éudici~.
de haber dineros, se aventuró
á
un· muy gran
trabajo
é
fea haiaña, que
fué
irse al campo de Almagro,
é
dióle cuenta cómo quedaba
~uan
de Guzman pi·eso,
é
se
trataba
d~
le venir ·
á
desbaratar: Almagro, como tuvo este
aviso, mandó luégo dal'le dos mil pesos de oro
á
Encinas
1
que
así habia por nombre, porque con más voluntad le avisase
~tra
vez é se tuviese por pagádo de su trabajo. Rodrigo Orgo:
• ñez
prov~yó
de más gente
á
lo alto de los pasos, donde es–
. Jaba Francisco de Chaves ;
é
al capita n Fra ncisco de Soteio
mandó, que con cincuenta d e
á
caballo se fuese
á.
poner
á
una parle por donde el camino
ve~ia
á
salir.
.
Pue~
aquel dia que p·artieron de Lima
é
Caxca los del Go–
bernador 'P.izarro, anduvieron más de cuatro leguas
é
allega–
ron.
al
princí'pi~)'de
la. sierra;
é
se acordó que se quedase el
Gobernador con doscientos hombres, é tod.os.los demas fuesen
siguiendo
á
los capitanes Hern anclo Pizarro é Ah:)nso de Al–
varadÓ, co1i ·\os <lemas , llevando delante de sí
á
los dos que
primero
habi~n
ido
á
ver la disposicion de la sierra.
É
ya que
llegaban por do se habia de comenzará subir, dijo Lope Mar–
lin
á
Hernando Pizarro: «esta es la subida de Guay tara,
é
hay dos caminos para subirá lo alto, por eso mirá la órden
que babeis de llevar».
É
luégo, por el un camino de aq uel los
acordaron que subiese el mismo Remando Pizarro,
é
Alonso
de Alvarado, Diego de Rojas, Peuro de Vergara, Peranzores,
é
Gonzalo Pizarro ,
é
llevasen consigo una de las guías, que
era el Fabian Gonzal ez,
é
dejaron en los llanos los caballos
porque no podían con el los hace.r cosa ninguna; sería esto