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.284 •

GU&RRA

cía,

e

q¿e mirasen los dos caminos que iban

á

salir

á

Guay–

tara, adonde tenía asentado sú real Almagro,

é

que, sin que

fuesen sentidos, procurasen de se volver

á

le dar aviso de

todo ello, para que él viese lo que más le convenia bacer;

ellos se ofrecieron á hacer lo que les mandaba,

é

así se par–

tieron al cuarto del alba Lop@ Martín é Fabian Gor.izalez, con

los tres indios que iban con ·ellos, é diéronse tanta priesa á

andar que subieron hasta lo alto. de la sierra, que será de

dos leguas de camino, á tiempo que amanecía, é, como se

vieron en lo alto, Lope Martín se puso en escucha é CO!loció

que babia gente de los enemigos en la cumbre. Despues que

hobieron visto la dificultad del camino y a.talayado por doqde

podri'a subir el real del Gobernador, vuelven las espaldas, é á

todo correr comenzaron á huir

é

volv~rse

por el camiño que

habían

v~nido,

por no quedar en poder de los enemigos pre–

sos, que ya los habían sentido é creyendo ser espías abajaron

con gran ruido pl;l,ra los prender, mas no los pudieron

alean~

· zar; é se vol

vieron.al

valle de Lima é

C~uca

,

é

dieron aviso ·

al Gobernador de lo que habían visto,

é

que bien se podría

ganar el paso, mas sería con gran diticultad

é

con muerte de

alguna gente. Hernando Pizarro les dijo, que no dijesen nada

dello en el .real, por.que -él ..pensaba aderezarse luégo é irle

á ganar.

.

En el campo de Almagro, como vieran que no venia Juan

de Guzman

y

el licenciado Castro, luégo se creyó que esta–

ban presos; Rodrigo Orgoñez mandó á Francisco de Chaves

é

á Salinas que tuviesen gran cuidado en guardar lo alto,

de manera que por los enemigos no les fuese ganado,

y

él

se fué adonde tenía asentado su real. Pues como Lope Martín

y su compañero llegasen al real

y

dieron nueva

·á

Remando

Pizarro de lo que habían visto, y cuán dificultoso sería ganar

la cumbre de la sierra, luégó He_rnando Pizarro é los otros ·

capitanes hablaron con el Gobernador, diciéndole que ya

era tiempo de mostrará los de Chile cuán errados habían an–

dado, é castigarlos del atrevimiento que habian tenido, é que

luégo se <lebia de mandar apercibir la gente

é

irles

á

ganar lo