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en cantidad, y no había posibilidad para ello, porque,
aunque dejaran el pueblo ólo, era poca la gente que en
él había. .Alonso de Alvarado llegó después de haber pa–
sado algunos días que los indios habían deficercado Los
Reyes, con treinta de a caballo
Y.
cincuenta peones, en
que había algunos ballesteros, y Gonz·alo de Olmos, que era
capitán
y
Teniente de GobernadOr en Puerto-Viejo, con
ciento y cincuenta hombres de pié
y
de caballo, que los había
recogido á su costa
y
traído a los Reyes para el efecto
del socorro del Cuzco
y
que hiciesen guen a a lo in–
dios, y con voluntad de ir él mismo en persona con
ellos,
sino que el' Gobernador no se lo consintió, así por
haber dado el cargo de Capitán general a .Alonso de .A.1-
vara.do,como porqué también convenía que el dicho ca–
pitán Gonzalo de Olmos no desamparase la província
de Puerto-Viejo, y la gente della por su ausencia se
al~
zase, y así se tornó el dicho Gonzalo de Olmos desde Los
Reyes, dejando toda la g ·nte que haJ:>ía traído para que
fuesen con .Alonso de Alvarado al socorro del Cuzco.
El GoJ:>ernador holgó mucho con la venida de entram–
bos, y a .A.Ion o de Alvarado mandó que luego se apa–
rejase para ir al Cuzco a saber de sus hermanos
y
de
los demás. Para poderse esto hacer, fué menester soco–
rrer muchos con caballos
y
armas, adonde el Goberna–
dor despendió todo· lo que tenía
y
tomó de alguno veci–
no dineros prestado ,
y,
no bastando todo, atrevióse
n.
gastar de la Hacienda Real de V. M., tomando de sus
quintos cierta cantidad de oro, con que se puso en or–
den la gente. P edro de Lerma se afrentó desto en gran
manera, porque decía que el Gobernador le habíá dado
palabra de enviarle con este socorro por Capitán gene–
ral; el Gobernador decía que lo que él le había dicho,
era que había sabido que .A.Ion o de .A.lvarado venía mal
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