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renta capitanes y personas de cuenta, que no paresció
sino que los habían andado a escoger, y causóle que, co–
mo venían delanteros, fueron los primeros en quien rom–
pieron; los españoles fueron hiriendo y matando en ellos
hasta el pié ele la sierra, adonde hallaron muy gran re–
sistencia desde un reparo que tenían hecho. Acabado és–
to, y conocido por los españoles ser muerto Tey-Yupan–
gui, muy alegres, lo hicieron saber al Gobernador, de
que no se holgó poco paresciéndole que los indios de ahí
adelante no est_arían tan orgullosos; que como entre
ellos fué hallado menos, no se puede creer cuánto lo sin–
tieron, teniendo su hecho por muy perdido, porque pa–
ra indio era tan animoso, como en las palabras que dijo
ántes de su muerte se paresció, y en las muertes de tan–
tos cristianos como había muerto.
Visto los indios cuán poca gente eran ya para con
los e pañoles, estaban tan de mayados que no salían a
pelear ni hacían otra co a más de e tarse quedos. Oo–
noscida por el Gobernador su flaqueza, manda que otra
noche en todo caso, se suban al peñol y e ponga en él
otra cruz corno _la que lo indios quitaron, eñalando pa–
ra ello los má sueltos
y
p'ersonas de má experien–
cia para aquel caso. Hízolo Dios tan bien, que como to–
dos andaban en sú ervicio, la noche que habían de- su–
billo, vinieron ind10
amigo a decir como toda la
gente de guerra era huida; abiendo esto el Gobernador,
mandó a mucha priesa vayan en el alcance algunos de ca–
ballo, los cuales fueron, mas no acertaron por el camino
que los indios iban, porque tomaron la sierra por ir más
. a su salvo, por donde hobo lugar de cumplirse el voto
del Gobernador, poniendo la cruz donde antes estaba. He–
cho esto, tenía grande congoja todavía, no saber cosa
cierta desta ciudad, y deseaba venir él o enviar gente