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ron por sus jornadas, sin saber nueva del Gobernad·or ni
<le otra parte, hasta entrar por el valle de La Nasca, que
llegaron dos españoles que habían partido desta ciudad
y
le dijeron como pasados veinte días que él había sa–
lido de ella, Gonzalo Pizarro
y
Alonso de Alvarado
y
los
demás que estaban preso se soltaron una noche, por–
•que las guardas que tenían dieron lugar ara ello y
iendo de
ia,
en me io de la plaza, obra de cincuenta
que eran, se pusieron a punto en sus caballos, e sin con–
tradición ninguna se fueron. Sabido esto por el Ade–
lantado, sintiólo· mucho
y
se
fué
por sus jornadas al
valle de Chincha
y
fundó allí un pueblo de cristianos,
y
puso Alcaldes
y
Regidores
y
determinó de no pasar
adelante. Ya el gobernador Pizarro tenía mucha gente
•consigo,
y
se le habían llegado Gonzalo Pizarro
y
Alon–
so de Alvarado
y
los que con él partieron,
y
mandó el
Gobernadr a sus Capitane hacer alarde para saber la
gente .que tenía,
y
halláron e mil hombres
y
entre ellos
había ciento cincuenta arcabucero . Sabido por el Ade–
lantado la gente que el Gobernador tenía, hízo e forta–
lecer de cavas
y
baluartes,
y
hizo poner por los cami–
nos
y
entradas del valle todo lo indios de Paulo, para
que ningún e pañol entra ·e ni saliese sin ser visto.
El Gobernador, contra la voluntad de mucho que
e taban afrentados. de lo que n el Cuzco
y
en la puente
de Abancay con ello e había hecho,
y
que para en–
mienda de ello de eaban venir a las manos bu caba..
todos los medios que para excu ar el r oro imiento se pu–
d~alra;,-
paresciéndol;que cuanto
.rná
podero o e -
taba tanto más se había de sufrir. P ara esto
fué
acor–
dado que se pusiesen piloto ,
y
por J uez árbitro,
y
por
eon entimiento [de ambas part s para partirles lo
1í–
mites, el provincial Bobadilla;
y
para e to se fué con los