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personas, para que de su parte hablasen a Alonso de Al–
varado; en este tiempo t enía guardas en la puente, y
con ellas por capitán a Cristóbal de Villalva, 'hijo del
coronel Villalva,
y
al tiempo que llegaron los dichos men–
sajeros, había ido Alonso de Alvarado a ver el recau–
do que tenía en la puente el dicho VillaÍva con la gente
que le había dado J>ara guarda della,
y
cuando se quiso
volver, trajo consigo al real los mensajeros, los cuales co–
municaban
y
hablaban con algi.:;,nos que conoscían, no dan–
do a entender que traí¡m provisiones hasta saber de qué
propósito hallaban la gente. Algm10s qu e eran amigos
del gobernador Pizarro, avisaron a Alonso de Alvarado
diciéndole que co)lvenía mucho prendellos
y
no dar lu–
gar a que convocasen las gentes, y que por ser perso–
nas principales podían, con tenellos presos, venir a par–
tidos con el Adelantado,
y
que allende desto cumplía
mucho a su honra, porque, siendo deudo delloo, dirían
que se confederaba con ellos para ser contrario
y
ene–
migo de don Francisco Pizarro. P aresciéndole bien es–
te aviso a Al·onso de Alvarado, habló a los dichos men–
sajeros con m1;1y buen comedimiento, diciéndoles que
convenía al servicio de V. M.,
y
para que entre los Go–
bernadores hobiese paz, quedasen en su poder presos, que
les pedía por merced le perdonasen,
y,
tomándoles las
armas, con guardas de confianza los puso en una tien–
da, vedando que no les dejasen hablar con personas de
sospecha.
A esta sazón ya el Adelantado venía con todo su r eal
a la puente, con gran c·opia de gente para guardalla; sa-
. bido por Alonso de Alvaraclo como venía tan cerca y la
gente que traía,
y
que dejaba a Hernando y Gonzalo Pi–
zarro en el Cuzco con grandes prisiones, mandó a trein–
ta ele a caballo fuesen a guardar un vado,
y
asimismo