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murieron pocos esp añol es. El Adelan t ado le hizo men a–

jero, diciéndole que y a podía venir eguro al 'uzco, por–

que él era Gobern a d or y tenía pre o a sus enemigos,

que viniendo l e p er d onaría t odo lo pa ado. .A esto le res–

pondió el Inga que mir ase quién. er a H ernando Pizarro,

y que era señ or y que l e tratase muy bien; intervenía

en est os conciertos P aulo, su h ermano del I nga, y de se–

creto le enviaba a d ecir que le querían engañar para

quemarle, y esto h acíalo el Paulo por qu e, no viniendo

el Inga, era él señor. Y en esto intervenían cartas que

scribía el Adelantado, y el Inga respondía y daba ra–

zones por donde no le e taba bien venir de paz. De ahí

a ocho días se hicieron gr ande pesquisas de las per–

sonas que se hallaron en f avor de H ernando Pizarro, y

d e otras muchas cosas que, por ser ca os de proceso, no

e cribo. A H ernando Pizarro tenían con muy gruesos

grillos y cadenas en las casas ya dichas, y muy pocos

días se pasaban qm• no tenían

alto que los que–

rían d egollar; sobre esto h abía mucho acu erdos, y unos

d ecían que era bien y -0tros qu e no, y al fin no se hi–

zo, p ero si alguno h ablaba algo en favor del Gobernador

y d e sus h ermanos luego lo prendían.

Ya arriba di gimos como el capitán A lonso de Ah a–

rado estaba en Xauxa, esperando la gente que el Go–

b ernador l e h abía de enviar para venir a este pueblo,

porque, sospech ando ser todos muertos, no se determi–

naban a venir sin o con gran posibilidad. Esperando es–

to estuvo muchos días en Xauxa, enviando cartas por

much as vías a L o R eyes, la cuale no podían pasar

por e1 mucho cuidado que los indio d'e guerra tenían en

guardar l os caminos, p ara que no pasase gente de gue–

rra d e la una p a r te a la otra, y, como el

Gobernado~

había mandado qu e sin carta suya no fuese adelante,