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y,
sin que a mis ojos deba
vuestra muerte el menor llanto,
sin que en vuestros pechos vea
otro objeto que
el
que amáis,
de esa enemiga sangrienta,
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por destruir su injusta imagen,
destruiré
el
trono en que reina,
porque así, no de mis hijos,
sino con· más justa idea,
de sus .idólatras triunfe,
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a mis enemigos venza.
ANTÍOCO
Sea bien, triunfad de todos;
nada vuestro horror detenga.
¿La mano os tiembla? ¿Queréis
que la mía os sirva? ¡Ea,
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Señora, mandad, decid;
.
que está a obedeceros presta!
Yo heriré este corazón,
que contra vos se rebela,
con la dicha de saber
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que lo hago víctima vuestra,
y
que vuestra ira en la sangre
que la alimenta se anega.
Mas, si todavía llama
• '
de vuestro odio la dureza,
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rebelión a nuestro amor,
injuria a nuestra inocencia,
'
por lo menos acordaos
que, humilde su resistencia,
de lágrimas
y
suspiros
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sqlo las armas apresta.
CLEOPATRA
¡Ah! ¿por qué no toma las de
el hierro y fuego violentas?
¿Cuánto más breve, ·más fácil
me sería triunfar de ellas?
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Pero a vuestro tierno llanto
por rendida · ya &e entrega
la plaza del corqzón
de una madre, que no acierta
a resistir un ·asalto ·
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con que está de inteligencia.
¡Oh cuánto
ya
contra el alma . .
tiene la sangre de fuerza!
·
Ya triunfasteis, Rodoguna
y la corona son vuestras.
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Rendid al cielo las gracias
que os hizo el mayor; poseedlas,
en fin , reinad.
ANTÍOCO
¡Oh felice,
glor so fin de m1 pena!
¡Oh madre justa y amable ! ·
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· ¡Oh, cómo enfiliación nueva