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abria las sepulturas y los enterraua, como auia
~echo
a la niña, diziendoles muchas oraciones y
sirµiendo de cura. Acabados los entierros pussie–
ron por obra la partida a la ysla que cerca pares–
cia, en busca del agua, y llegados los primeros y
despues los <lemas en Ja canoa, que era mayor
que la segunda qi:e dexaron, vieron que tenia
yerua verde, [con] la qua\ aparencia se alegro la
gente, que por espacio de doze dias padescian
esta necessidad, y assi cauaron la tierra en mu·
chas partes y no hallauan agua sino muy amarga
y salobre. Pues faltandoles el agua agrauoseles
mas la pena
y
dolor, y estando todos con este
conflito llego a ellos <; uac;;o,
y
con muchos exem–
plos les di:xo que no desconffiassen de la miseri·
cordia de Dios, y que cada qua! tuuiese fee biua
en el, que ·como buen Señor los remediaría,
y
se
pidiessen los. vnos y los otros perdon. Todos res–
cibieron gran consuelo, y .cada qua!, por desear·
gar su conciencia, se demandaron perdon de
qualquier ynjuria y daño que se uviessen hecho
o dicho, queriendo rescebir por penitencia los
trabaxos que auian passado y auian de passar,
y
.auian de .ser castos por vn año. Y assi, Juan An–
<lres y Pedro de Simancas, Sancho de E:?pinosa
y
Francisco Hernandez de Yntornio, sobrino de
Bernaldino de Sancta Clara, conquistador en la
Nueua España, cada qual prometio de .meterse en
religion, y despues lo cumplieron en todo el tiem·
po
que
biuieron. Hechas ya las promesas a Dios