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desto y assi no se dexo curar de ay adelante ·sino
tan solamente con azeyte simple y con el ensalmo
q_ue llaman de Bog ota, que a cabo de di as fue sano.
El Óydor Juan Aluarez y el ·theso r ern Rodrigo
Nuñez de Bonilla estuui eron a canto de morir con
pon<;:oña, s i no fueran auisados de Gomez de Alua–
rado que s upo el secreto del medico_que los cura ua _'
porque le auian mandado hechasse pon<;oña en las
medecinas o en lo que comiessen. Viendo el tirano
que Jua n A luar ez no muria y que de cada dia y ua
mejora ndo , cons iderando que este hombre era mu·
cha parte en el P eru , por ser Oydor de Su Ma ges–
tad, y que le podía hazer mucho mal y daño por su
parte, con Jos dos Oydores que estauan en la tie·
rra, que e ran los licen ciados Cepeda y <;arate,
hordeno que no quedasse con la v ida. Curauasse
este Oydor en casa del licenciado Cepeda, su com·
pañero,
quondan
Oydor, y alli se le daua todo el
recaudo que auia mene ter para su. cura, y entre
otras cosas que le dieron a cenar vna noche fue de
vna a lmendr ada para que pudiesse bien dormir,
y t üu-ose-por cierto que le dieron en ella pon<;:oña,
porque murio· con grandes y muchas. vascas, de
manera qu e no pudo guardarse por mas auissado
que fue. Como el tirano no pudo salir con su mala
yntencion en ma tar a Don Alonso de Montema–
yor, ni a Rodrigo
uñez de Bonilla, tuuo creydo
que estos tales no le auian de tener buena amistad
por ser amigos reconciliados, por lo qual determi–
no de los desterrar de toda la tierra y embiallos a
la conquista del Chile,) luego lo pusso por la ob r a.
As imi mo desterro a diez o doze caualleros muy