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que a vnos dio los repartimientos que fueron de
los vezinos que murieron en la batalla, casando–
los, ante todas cosas, con las mugeres que auian
quedado viudas. A otros dio muchas y grandes
posessiones para en que biuiessen y ganassen de
comer , y entre otros repartio muchos dineros para
que mientras les turassen aque llos buscassen otros
para su remedio, porque no a ui a yndios que ya r e·
partir en todo este territorio-, porque todos dessea–
uan tener y ndios por los muchos seruicios que le
a uian hecho. En fin, como es ya vsanc;:a do ay mu–
chas gentes de diue r sas nasciones y condisciones,
viendo que les daua n poco o no nada en compara–
cion de lo mucho que auian seruido, comenc;:aron
a dezir mucho ma l del tirano, quexandose del bra–
uamente, en las partes que se h a llaua n , y dezian
que s i otra vez los ll amassen no le yrian a seruir;
mas de todas estas cosas no se hizo casso de llas y
e l se hi zo
c ~ego
sordo y mudo. Assimismo hizo
j ustici a de tres vezi nos desta cibdad que auia cerca
de seys meses que estauan presos y sentenciados
a muerte por e l licenciado Alonso de L eon a causa
que se auian carteado con el Visorrey, a unque
otros dizen que auia n hablado y dicho mucho mal
del tirano y se auian conjurado contra su persona
y vida, a los quales ma
n.docortar las cabe<;:as. Las
mugeres destos hombres las hizo casar con tres
soldados de los s uyos por les dar de comer con los
repartimientos que auian quedado vacuos, y a
Matheo R am irez, e l galan, casó con la vna destas
mugeres que era h ermosa y bien galana, llamada
la Cermeña. Mandó o graue
penas que todos