260
quedauan. Con es te acuerdo se salio Diego Cen –
teno , e l qua! se fu e a l pu blo de Paria, que esta
vei nte leguas de Ja v ill a ,
y
a lli dete rmino esta r
e ntr e los yndios hasta ver coyuntura
y
sazon de
lo qu e se auia de hazer e n lo tocante a l seruic io
el e
u Mages tad. Lope de l\r[endo c;:a se fue a l pue–
blo de Pocona, que como auia sido suyo la mi–
tad d
1,
los y ndios lo re cib ieron bien ;
y
es te pue–
blo es ta quinze leguas de la vill a ,
y
de P ocona
a l pu blo de Paria, por traue ia ay v e inte le–
g ua , de m:inera que. e to
tres pu eblos de Ja vill a
de la Plata , Pocona
y
Paria
s ta n pues tos casi
n t1·i angu lo. Lo dos
le
terrados esc r euian des–
de
do~1d e
e taua n mucha y diuer a carta a los
a mi g·o. qu e t ení a n en la v ill a, y ell9
le
r e pon–
di a n todo lo qu e qu eri a n saber, de maner a que ya
que stos hombre no se vi itassen p er sona lme n–
te , a lo menos se visitauan con ca rtas escriuien–
dose mu y a menudo y on g r a n secr e to,
y
las ca r –
t as qu e r escebian los vnos
y
lo otros lueg·o las
hazi a n pecla<;:os o las quemau a n. En estas cartas
e a ui saua n y se a per e bian para y r ade la nte con
el negoc io qu e tra mauan ,
y
qu e por cl escuydo o
íloxedad no se dexa se enf\ ia r,
y
qu e se buscassen
mas a mi g os de lo s que al prese nte auia,
y
assi–
rni smo se bu ca en diner o , arma y cauallos
y
otras cosas mu y n cesa ri :is a la g uerra que es pe–
r a uan t ene r. Por otra parte, Francisco de Almen–
dras, como buen mini s tro
y
seruidor de l tirano, y
por ser ma nda do por la capitulaciones o
i quie r
y n truciones que teni a, y por la obligacion qu e
l e de ui a , le esc riui a siempre de muchas cosas par-