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do proposíto,
y
qu e s i algo tení a t;i. co ncebido en el
animo lo desechassen de si y que tuesse11 buenos
amigos de Gonc;:a lo Pi c;a rro. L os dos r espondieron
qu e no sabi an de cosa alguna, ni tampoco o a uian
oydo dezir a nadie, mas que tení an cr eydo que al·
gunos que los querían mal le a urían dicho aquellas
fal sedades que en ellos no cabían. Francisco de
Almendras, como esta ua ynformado de la ve rdad
de lo que passaua , nó les admitio ning·una discul·
pa , antes los desterro de la Yill a por a lg unos di as
porque no passassen de la
palabras
á
las obras,
y
solto luego a los demas, y a Alonso P er cz de
Castillejo le torno la vara de alca lde hordí nario,
por complazer a los del cabildo
y
a otros que se lo
rogaron. El theniente mando a los dos que deste –
rraua que es tuuiessen distintos y apartados el vno
del otro, y que en ninguna manera se ajunt assen,
so pena de muert e; todo lo qua! se pusso por auto
ante Yn esc riuano del r ey, y con esto se partieron
cada ,·no por su parte a donde les es taua asig·nado
que auian de estar. Pu es como vido Don Gomez
de Lun a que no le solta uan de la prissíon en que
~en
lugar de ca llar comenc;:o de hablar a
vanderas desplegadas
y
a dezir muchos males de
Gonc;:alo Pi c;:arro, de Francisco de Carauaja l y de
Francisco de Almendras. Como se hallaua muy
aprisionado di xo m1,1chas vezes a g randes bozes y
con desespe racion, que no er a possible sino que
algun dia r eynaria Su Magestad en la tierr a, a pe–
sar de vellacos y traydores, y que si el se li braua
auia de ser verdugo
y
total destruyc ion de todos
los tiranos
y
cismaticos;
y
assi dixo otras muchas