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ssen del perdonados, que para ello le esc riuiri a en
fa bor dellos. De manera que ellos fingieron con
gran dissimulacion ser muy g r andes seruidor es
suyos y de Gon<;alo Pi<;arro ,
[y]
le agradescieron
la merced ta n señalada como les auia hec h0, con
protestacion de se lo seruir toda la vida, aunque
en el pecho tenían concebido otra cosa, y con es to
se fueron los vnos a sus casas,
y
los otros a sus
destierros, aunque trocaron los lugares en donde
aui a n es tado. Porque Dieg·o Centeno se fue al pue-
. blo de Pocona a sacar dineros de los yndios, que
la mitad de llos era n suyos, para seru ir con ellos a
Su Mag-estad, y Lope de Mendo<;a se fue al pueblo
de Paria con yntencion de hazer a lg una cosa . en
seru icio del Rey nues tro señor. De manera que
Francisco de Almendras, por no quita r las vidas a
es tos dos hombres tan
qu eri~os
y amados suyos y
a los demas arriba nombrados, le costo a el la vi–
da y a otros muchos hombres en los debates y di–
ssencion es qn e ade lante se leuantaron , como luego
diremos , que ciertamente murieron muchos que
no tení an culpa , como por la obra se vera.