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s ima gu erra y los panamenses ma ta ri a n a l Gene –
r al,
y
que passados los t rey nt a dí as se fu essen to –
dos, los vnos y los otros, de toda la costa de P ana–
ma. P edro Alonso de Hinojosa se enoj o mucho con
es tas condiciones, a unque lo dis imulo bien ; a l fin
passo por ell as
y
se pusso todo en p az
y
se fi rma –
r on de entra mbas pa rt es los dichos co ncie rtos,
au iendo jura do todo primero, con l]lUChas y bue–
nas firmezas, en ma nos de los comiss arios , de (
t )
g uardar y cump li r lo que en ell os se contenia n , so
las dichas penas pu_es tas. Concluydas es tas cosas
lu ego se ajunt aro n todos y se ha bl a ron con buen
talante mostr a nclose gra n amor, de ta l s uert e que
se abrac;aron los v nos y lo otros como si fu er a n
hermá nos ve r da deros,
y
con est o se bo lui er on los
oldados pic;arreños a su flot a con las vande ras
tendida y al son de los a tambores . E l Goueni ador
y r egimien to pan amense se to rna ron a la c ibda d,
a labando a Dios de los a ue r li brado des te ta n ma –
n ifiesto peli g r o como er a dar la ba ta ll a, que se tuuo
ent end ido q ue fuera muy braua y sang u inolenta;
aunque lós capi tanes y soldados y uan bramando
1.
por qu e no e a uia dado la ba ta ll a, porque tuu ie r on
entendido vencer a los tiranos y apr ou echa r s e de
lo que t r ayan. E l Ge nera l Hinoj osa se me ti o en la
cibdad juntamente con los yezinos qu e lo acompa –
ñauan, llenando su cinqu enta a r cabu zer os de los
mejores y mas valie ntes y a nimosos qu e a ui a en la
flota, que para el effecto fuero n escogidos po r ser
soldados viejos
y
p r a ti cos en Ja g ue r ra de la mi-
(1 )
T achado:
los.