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liador y a v . m. toda mi vida , y pa ra que mej or lo
haga
y
seguir e l exer cito suplico a
v .
m . mande
que se me buelua vna yegua que se me tomo en e l.
a lca nce y la t iene vn solda d.o, ques bien flaca y
vale poco, s iquiera par a seruir con e ll a a su seño '
tí~
y
que pueda
a l9~ r
los ples del suelo, porque soy
muy ma l peon . Di xo Carauaja l ¡o señor! ¿esso? yo
lo r emedia r é méjor de lo que v. m. piensa; y luego
llamo a l verdugo y le d ixo: a ndad presto
y
tomad
v na soga y a horcame al S eño r Jua n Rodrig uez, y
mirad qu e sea del mas a lto a rbol que uv iere en
esse ca mpo, y entended lo que os ma ndo, que se
haga de ma nera que su merced tenga los pies bien
a ltos del suelo todo qua nto el fuer e seru ido y mu y
a u voluntad, porqu·e es muy ma l peon. E l ma n–
cebo, atribul ado des to , dixo con g ra n temor: Se–
ño r , yo seruire a v. m. y aun desca l90, po rque de la
su erte que
Y .
m. ma nda yo no qHe rri a a l\;a r los.
pies del súe lo,
y
es ta ndo biuo servire mucho mej or-:
a su señor ia que m ue r to . Y assi supli co a v . m. por:
reuerencia de Dios y por la amistad qu e LUuo con.
mi padre y por las buenas ob ras que le hi zo, per -·
done mis nesceéla des, q_u e como mo90 y de poco
entend imie nto
y
saber no supe lo que me pedi. En–
t onces F ra ncisco de Ca r aua ja l le d ixo: e n verdad·
que v . m. e cog io lo mejo r como d isc r eto manee .:
bo. Y como P i<;a r ro le a,ui a embiado a mandar _qu d
no a horcas. e mas soldados, lo dexo de aho rcar·;i
porque de otra ma né-va: ség· un
(t.)
las gentes di -:
xeron , e l ·le qui tara
la ·
\\ida,
y
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