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bres, todos bien armados de cotas y corazinas y
n bu nos cauallos. Con esta borden
y
concierto
entraron por la cibdad todos los soldados de a pie
y caualleria, muy gallardos y vfanos, con
mu~
cha sobreui ta y galas y con otras ynuenciones
nuevas y costosas, y lleuauan al vie to tremol–
cando muchas vanderas y estandartes por las ca–
lle . Los qu les todos se fueron hasta ponerse en
medio de la pla<;a, en donde se mando hazer alto,
y lueo-o e allegaron a Gon9alo Pi<;arro muchos
vezinos de los principales de la cibdad y lo resci–
bieron muy bi n dandole el parabien de su llega–
da, y de alli lo lleuaron con quatro de sus capita–
nes y dosci ntos arcabuzeros a casa del Oydor
<;arate,
Jl
donde se hazia Audiencia. Los tres
Ü)
dore hizieron esta Audiencia a fin de no ver
entrar en la cibdad al tirano, ni a sus capitanes y
soldado que la venían a tirani<;ar) y para esto se
dixo publicamente que el Oydor <;arate se auia
h cho enf rmo por no los ·er. Los que se hallaron
on lo Oydore en sta. Real Audiencia fueron
los tr Reu rendissimos Obispos arriba nombra–
do ,
y
el Ret:;ente
y
Prouincial de los dominicos )
l Prouincial de lo mercenarios de Nuestra Se–
nora, y lo tres officiales de Su Magestad, con
otro mucho letrados ) hombres de gran alía
que p ra esto fueron llamados. As
i
como Gon-
lo Pi rro ntro por la sala de la Real Audien–
cia mu) ac9mpañado de los suyos, hizo su deuido
tami nto ) reuerencia a los señores Oydore
y llo lo re cibieron con vn continente muy graue
y
lt za. nte que nadie propusiesse cosa alguna,