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la justicia que se auia de hazer. En el entretanto
que venian los dos capitanes con sus compañias,
los buenos que auia en la cibdad yntercedieron
por Alonso de
Barrionu~uo
y rog 'tron mucho al
Oydor Cepeda que con
misericordi~
y piedad le
perdonasse, y por muchas cosas que hizieron al-
" canc;aron
(1)
del que se le cortasse la mano dere–
cha, la qual se executÓ en e!, y lo desterro de todaq
las prouincias del Peru. Assimismo desterro de la
tierra precisamente a Don Alonso de Montema–
j
or, Geronimo de_ la Serna, Diego de Vrbina,
Juan de Saauedra, Martín Cortes, Juan de Guz–
man
y
a otros, porque tuuo atencion que no le po–
dian ser buenos amigos siendo reconciliados. A
los
dema~
que fueron presos perdono liberalmen–
te, y despues tomo grande aini tad con ellos por–
que los auia menester para la batalla que e pe–
raua dar a Gonc;:alo Pic;arro, y boluio a Pablo de
. Meneses la compañia que tenia, porque los solda–
dos se lo tornaron a pedir ahincadamente. Los que
fueron desterrados se fueron al pueblo de Tumbez,
en· 1tsca del Visorrey, quando se solto, como ade–
lante diremos, y con este rezelo y temor que en
muchos auia, que eran ocultos seruidores de Su
Mag-estad y del Visorrey, se alleo·aron a la parcia–
lidad del Oydor, no porque ellos tenían gana, sino
porque no los matassen o los hechassen presos y
despues los desterrassen. Otros uvo [que] aunque
no fueron de la parte de los prendedores, sino
porque eran muy leales seruidores de Su Mages-
( 1)
Ms.
a l ca l f aron .