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co Martin de Alcantara, Juan de Saauedra, Alon-
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so de Caceres, Alonso de Barrionueuo,
y
Francis–
co de Heredia, con otros muchos caualleros bien
señalados. D espues que fueron presos, el Oydor
Cepeda, como Presidente ·y Capitan g eneral los
mando traer ante sí a la carcel publica donde es–
tauan ·presos, en vna camara della, a los quales
hablo con ellos buen rato .y despues desto los man–
do soltar a todos libremente, porque sabia que
Gon<;alo Pi<;arro se venia de cada dia mas acer–
cando a la cibdad, y como se rezelaua del y por no
tener enemigos dentro en casa, se hizo amigo con
ellos. Ante todas cosas les tomo sus fees y pala–
bras, como caualleros hijosdalgo, que serian en
todo tiempo con el cada que-los uviesse menester,
y le seruirian lealmente sin le faltar tan solo vn
punto, y ello'S se lo prometieron con juramento de
lo cumplir y hazer assi.
Y
con esto se salio el Oy–
dor de la carcel, muy acompañado de los qu-e auian
sido sus prisioneros, a los quales mando al Maes–
tro de campo Antonio de Robles hospedar muy
bien; y a Pablo de Meneses, por lo mucho g_ue le
queria
y
por dar contento a los de su compañia, le
boluio la capitanía en nombre de Su Magestad, y
Pablo- ·de Meneses ·
ie..
beso las manos por ello. ·
Auiendo el lector entendido esto, hase de saber
agora que quando Pedro Martín de Cecilia y los
Carauajales se huyeron de la cibdad y se fueron
a Gon<;alo Pi<;arro, fue tras ellos Don Alonso de
Montemayor con ciertos caualleros y soldados que
eran de g-ran confian<; a. Pues como el era buen ca–
uallero y diligente hombre, se dio mucha priesa a