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estas cosas con otras, el Visorrey se boluio Ge-
. ronimo de.Aliaga a los Oydores y les dio la res–
puesta, y entendido y visto por ellos, que el Viso–
rrey no queria parescer ante ellos mandaron al
capitan Martin de Roble-s que luego cumpliesse lo
que Su Magestad le mandaua en su
R~al
prouis–
sion. Y que para effetuar esto mandauan a
Nic~
de Ribera, el mo90, que era alcalde ho1-dinario de
aquel año, que le diesse fabor y ayuda) como jus–
ticiót que era, con todos los demás qué llamasse,
por virtud de la Real prouission que se le auia da–
do. En el entretanto que los prendedores se detu–
uieron en preguntar por el Visorrey, y mientras
Geronimo de Aliaga yua y venia de hablar -a su
Señoría, asomo por los corredores que caen a la
pla<;a el Maestro de cam_po Diego de Vrbina y dixo
a grandes bozes: Señores y caualleros de Su Ma–
gestad, el Visorrey diz e que no suba nadie aca
arriba, porque el se quiere yr a embarcar en
lo~
nauios para yrse a España, pues todos lo desseays
y
los Señores Oydores mucho mas, y dexaros ha
to~1.
la tierra en paz
y
en quietud. Hallaronse dos
arcabuzes de los de la liga, que estauan alli en lo
baxo, que eran sus mortales enemigos,
y
sin tener
respecto que era Maestre de campo le tiraron a la
par, mas no le azertaron porque dieron en un poste
de ladrillos de los corredores , donde se auia pues–
to detras, arrimado a el, sospechando esto; y lo
que dixo Diego de Vrbina no se sabe de cierto si
el Visorrey lo mando dezir assi, o no. Diego de
Vrbina se metio con presteza
y
dixo al Visorrey
de como los de la liga y prendedores de su perso-