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por los hijos que tenia en ella, y la mo<;a querien–
dolo tambien hazer, no lo consintió el Visorrey. ·
D€ algunos cibdadanos principales fue ymportuna–
do y suplicado que tmiiesse por bien de no embiar
la mo<;a a su ti.erra, para que este matrimoni? se
effectuasse, pues en ello se hazia gran seruicio a
Dios y .a Su. Magestad, y al español y a la yndia y
a los hijos dellos se les hari(;l mucho bien y merced.
·El Visorrey respondio que ¿porque el españql no
se auia casado antes con ·ella, pues· que la auia te–
nido tantos añc>s por manceba, sino agora que se
la quitauan, y ella estaua ya embarcada con las
-demas que lleuauan a sus tierras? Y allende desto
que tambien podría ser que el español
e~tuuiesse
casado en su tierra, por
1o
qual el viejo dio muy
bastante ynformacion ·con hombres de su tierra,
no ser casado,'
y
con todo no aprouechó nada, que
al fin la lleuar0n a su tierra. Todas quantas cosas
hizo y mandó el Visorrey en estas dos cibdades
fue siem re
~on
rigor y aspereza de ala_bra, y con \
grandes temores
y
ameñá~,pot=que
era todo con
1
pena de muerte y de tra dores y perdimiento de
bienes. Estos
temor~
y espantos que ponia era
propter
f
ormani,
y fue por cumplir con lo que Su
Magestad le auia mandado hazer, sin embargo ·de
apelacion ni suplicacion que uviesse, y dezia qúe
el no podía hazer otra cosa, por quanto .el no era
juez deste negocio, sino mero executor,
y
que con
aquellas demandas que le pedían fuessen al Rey,
·que el eomo buen Señor les oyria de su justicia y
·derecho que tenian. Como los vezinos de Panamá
viessen hazer ·estas cosas, en gran manera se ma-
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