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.ayudandose para e1lo de los múy reuerendos fray–
les de la horqen Dominical. No solamente hizo
<Csto, mas aun con. buen zelo y firme proposito,
postponiendo su descanso y quietud, arriscandose
'l
muchos peligros
y
trabaxos de
1
su persona
y
ida, y tomando la mano de ayudar heruorosa–
mente a los yndios, y por tanto se fue a España y
-dio auiso de todo ello largamente al Rey Don
Hernando el Catholico
y
príncipe xpianissimo, el
qual respondio que el lo remedíaria dende
~euilla
:a
donde yua par.a poder' alli passar mejor su vejez
n tierra caliente; pero atajole la muerte en el ca–
mino, en Madrigalejo, cerca de Guadalupe.
Viep.do1 padre Bartholome de las Casas esto, determinó
· on determinad vo\untad de yr con la misma de–
manda al S ereni simo Principe Don Carlos, su
nieto, que a la sazon estaua en Flandes; pero de–
tuuieronle los ·Gouernadores de España, conuiene
.a saber, el Ca rdenal Don Francisco Ximenez y el
·Cardenal driano d e Tortosa, que d€spues fo.e
P pa e to de te nombre. Estos S eñores Gouer- -
nadores d Ca tilla
y
todos los estados de Espafia,
. orno uprernos Señores prometieron de poner lue–
~-o
en to o [ l] r · m dio que fue e po sible, por lo
qual mbiaron aU a ciertos fra:y le geronimos d e '
i
a
mpl ar y de buena concie ncia, por princ\-
pal s ;ou rnador
y
jueze d e apelacione
y
de
tod
quell
y
la ,
y
el dicho P dre se fue con
llo . Ll ·acto a 1 E p ñola y iendo que aun
·de ta manera no e r emediauan lo ma les y daños
que · se hazian e n lo
:J
ndios, ni ces aua la ofens·a
.que a Dio e hazi p erseuerando en su buen zelo
I,