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1JJ
TOfifA
glaterra, decían u mini tro á la Cámara de Jos Comune , no puede set
de peor condicion que sus iguale :
n
y
era tal, aun en Inglaterra, la in–
íluen ia de la revolucion llevada á cabo en la monarquía del continente
1
que los enemigos de la órtc se encontraban perplejos al oir este lengua–
je, ca
i
convencidos de que la dignidad de lo príncipe exigía que gozasen
elelo mi mos derechos,
é
ignorando como armonizar e to con la liberta–
des de u pai .
Cárlo , educado de ·de su infancia con tale pretensiones
y
máxima ,
estuvo mas e puesto al contagio en cuanto llegó á la mayor edad : de–
biendo casarse con la infanta de España, el duque de Buckingham le su–
girió la idea de pasar secretamente á Jadrid en bu ca del objeto de u
cariño. gradó á la imagínacion del jóren tan caballero co de ignio;
pero era preciso obtener el consentimiento del rey. Jacobo e neg·ó, se
encolerizó, lloró, y cedió al fin ma bien
á
lo ruego de su fa,orito que
á los de su hijo. Cárlo fue recibido solemnemente en Madrid
(1) :
allí
vió en todo su esplendor el trono majestuoso, obcrano, obteniendo de su
servidores un respeto ca i religio o, encontrando rara ez ob
tá~ulo
á us
capricho y venciéndolos con tantemente. u enlace on la infanta no e
efectuó ; pero en cambio se casó con Enriqueta Maria, prince a de Fran–
cia; pues su padre no encontró en ninguna otra córte, fuera de la
ya nombradas, una alianza digna de sutrono (2) .El inOujo de e ta union
enel ánimo del príncipe ingles fue idéntico al que había e perimentado
en España, y creyó ver en ambas monarquías la imágen de la condicion
natural y legitima de un rey.
De este modo el poder real ingle , á lo meno en el monarca , u.
consejero y su córte, scg·nia el mi mo rumbo que la monarquía del
continente. Tambien en Inglaterra eran de notar lo lntoma y lo e fuer–
zos de la revolucion on ornada en otros punto , y que en us ma mo–
destas pretensiones no permitía
á
lo súbditos nada
ljUC
no llevase el ca–
rácter ele concesion generosa del soberano .
Pero, mientra en el continente e ta revolucion encontraba á lo lrne–
blos aun incapaces de re i tir y quizá di pue to á doblar el cuello al
yugo, en Inglaterra, una revolucion ·ontraria, ordamcnto a ae ida en
la sociedad, había minado ya el uelo bajo lo paso de la monarquía
pura y preparaba u ruina en modio de su progre.
o~.
(t)
Enmarzode 1623.
(2) Ete matrimonio no se vcnficó ha ta Junio de l525.