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Apéndices.
tigar
á
algul)os de los marineros que habian hablado ·de la
reduccion.
[Lib.
2. 0 ,
cap.
45,f.º
99,col.
2.ª,
lín.
30.]
»Pareció
á
Gonzalo
Pizarro y
á
los de su consejo que era bien enviar por Pa–
niagua para saber dél cosas que de mí y de lo que llevaba
creian habria entendido, y envió
á
mandar
á
Bartolomé de
Villalobos que le tenia en Maricabelica, cien leguas de
Lima, se le trujese
á
recaudo é sin dejarle comunicar con
pers'ona alguna. Y traido, Gonzalo Pizarra le recibió con
much'a autoridad y haciendo poco caso dél, y con amena–
zas que le hizo que si no le dijese la verdad de todo lo que
le preguntase, le mandaria cortar la cabeza; y ansí él lo
creyó que seria, segun la facilidad con que se cortaban en
aquella tierra;
y
con este miedo
y
muchos juramentos
que no sabia otra cosa ni creia que la habia, le dijo que yo
venia
á
pacificar aquella tierra por medio de paz y sin
armas
y
ruido, y que esto se podia ver, pues quien venia
era un clérigo
y
tan sin gente, que ansí lo tenien entendido
los que en Tierra
Firm~
estaban, y que luégo que allí me
digiesen me volviese
á
España, lo haria; y que S. M. y to–
dos los demás que en España tenian noticia de las cosas
del Perú, entendian que sin su voluntad no se podian
asentar las cosas de aquella tierra y reducirse
á
la obedien–
cia de S. M.; y que aunque esto él habia oido á muchos ,
no lo h abia creido ansí como despues de haber venido
á
ella y conocido su fortaleza
y
poder de Gonzalo Pizarro
y el gran amor y voluntad que todos le ten ian. Y con estas
lisonjas y otras que le dijo, le ganó la voluntad de manera,
que le empezó mejor á tractar;
y
con lo que le pareció que
podia dar de reputacion
y
autoridad aquel concepto que
creia tenia Paniagua, volviendo á España
y
publicando,
y
lo que como deudo le ayudó el licenciado Carabajal, al–
canzó licencia para poderse volverá Tierra F irme,
y
le
dió Gonzalo Pizarro mil pesos para el camino
y
quien le
volviese hasta entregarle el navío en que babia ido
y
se le
habia enbargado en Túmbez; en el cual se tornó
á
embar–
car
y
partió del Perú, no con poco coatentar;niento de
verse fuera del peligro en qu e babia estado.
[Cap.
45,
f.•
99
q;fo., col.
1 .
ª,
lín.
29. ]