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La Guerra de Quito.
Díaz; sin lo cual, le dijo cómo Pedro de Puélles ltabia
ya pasado la
p~ente
de Xauxa. El general, turbado y
muy temeroso, se reparó, diciendo á Gonzalo Díaz
y á los demás, que pues Pero de Puélles era ya partido
de Xauxa, que no habia para qué ir tras él; que mejor
seria volverse á juntar con
el
visorey. Y ansí, diciendo
esto, volvió las riendas
á
su caballo, sin querer pasar
adelante, no embargante que supo Gómez de Sa–
lís con ot ros has ta diez ó doce españoles venían á salir
á X auxa para se juntar con Gonzalo Pizarro. Y dán–
dose mucha priesa, volvieron á dorqiir á Guayacheri
con gran temor de traicion
y
que no le matasen sus
fingidos amigos.
Gonzalo Díaz, llegado á Guayachiri ya tarde, quel sol
era puesto, como quien traia ya la maldad concebida,
no vió la hora que su traicion hobiese fin con los demás
que eran autores; é hicieron alto con alguna manera de
descuido, diciendo que estaban muy fatigados
d~l
cami–
no. Vela Núñez, con aquellos sus amigos, se dió toda
priesa hasta llegar á la cibdad de Los Reyes. Gonzalo
Díaz
é
sus cómplices hablaron á los que más allí había,
amonestándoles quisiesen irse con ellos á donde· estaba
Gonzalo Pizarro,
porq~e
serian dél bien tratados, y el
visorey era cruel y venia á quitar
á
todos sus hacien–
das. Algunos,, oidas estas práticas, mostraron senti–
miento, diciendo,.quellos al visorey querían servir,
Y.
no
pasarian de allí .aunque
~upiesen
perder las vidas. Co–
mo aquello oyó Gonzalo Díaz, mucho le pesó, y acordó
él
y
sus amigos de desarmar
á
los que no·querian c'on
ellos ir,
y
quitarlos los caballos; y aun lo hicieron;