Prólogo.
XCVII
.
.
calculando el partido que podria sacar del cambio ·de
conducta de su émulo, le entretuvo :fingiendo con
mensajes y cartas que·
a~.tnitia
gustoso .
Sl1;S.
propo–
siciortes
(a),
entretanto que á marchas dobladas
y
con
golpe de gente
má~ numer~so
que el
ej~rcito.
de Roble–
do; iba sobre éste.
Y
al· turbio clarear de .una mañana
. nebulosa; le sorprendió en la loma de Pozo, cerca de la
villa de
1
Arma, le hizo prisi9nero y le dió .un garrote el
•
dia
5
de octubre de
I
546. Despue.s paseó su cadáver
por el real á Yoz. de
pr~gone!~'
le
c;0rtó
ia cabeza y
re~ó
sobre
ella•~n
son de mofa:. "si desta vez
p·o
e~car-
!llienta Robledo, yo le tendré
por
muy grandísimo
l
/
nécio.".
~ero
su cora:zon no quedó todavía
~arto
de' .
.
venganza. Rogábanle los
criado~
del sin ventura ma-
riscal que les dejase
trasporta~ ~u
cadaver
~
la iglesia
de Arma, pues dejándolo .en Pozo, los indios .de
se~ ·
guro le devorarían. Negós.e á
ello,
y
aunque ·sobre la
sepultura de Robledo quemaron unas casas para o_cultar
(a)
Belalcázar,
11
tenien9o la intencion
ya
dicha (de prender
y
matar
á
Robledo) les dió (á los mensájeros de este) una carta para
el
mariscal, la
<>ual yo ví
y
leí,
y
en ella decia que se holgaba en extremo de
c~rnfor
marse con
él
y
que·no hobiese pasiones ni junt¡¡ de
g~nte,
p·ues dello Dios
y
S. M.
no eran servidos;
y
que para que hobiese conclusion aquella paz,
debía no creer algunos de los que llevaba en su compañía..... ;
y
en lo
démás, que diese crédito á lo que dijesen los €lue iban con el mensaje,
afir–
mando que no saldría un puntG de ellq.
11
(La Guen·a
de
~ito ,
cap. CXCIII. )