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:PoNGAXoNos en otro caso repetido con asombro en

la

Iglesia; el d1:1 un ci ma: el mi mo que. cortó el concilio .

de

c:onstanza; agreguemos, que la e eccion hubittse sido muy du–

dosa

y

custionable

y

que ninguno de los pi;etendientes qui–

siese

sujc~arse

á

un concilio. ¿Quedarían

.!'>_S

obispos en silen–

cio,

y

sin saberse cual era la cabeza lcJ1t1ma de la Iglesia?

No es este un caso jmajinado por mí. .

De

la boca de nues·

tr<1s enemigos resulta muchas veces la verdad.

Se

halló

n

]os lábios del impío Caifas. Sobre la época del concilio de

C

·tanza, escribe el conde. •·El mundo catolico estaba en–

ton•'es dividido en tres partidos

u

obediencia,s

y

cada una de

ellas reconocía un Papa diferente.

11

Léase la historia de las

cismas,

o

guerras del• Pontificado. ¿Qué recurso entonces,

i–

no un concilio. con toda autoridad para hacerse obedecer, pa–

ra castigar, para constituir?

N•1

dice- . Maistre. (,) No hay es–

tados

jent:Jrales, no hay parlamento si no

a{¡

te el rey. "Don–

pe estaria la Francia, donde estaría el rey" esta era la pa–

labl'a de Luis

XIV,

"yo soy la nacion» palabra que

condu ~

jn

á

Luis

XVI

al ca<lalzo; idea11 que pnr absurda acaban de

hacer perder el trono

á

Carlos .

.a naciop e tá donde se

r eunen los que la ep,i: . enta •

La

bel'.ani es del pueblo,

no de un ºnd

1

ich1 •

~

entra el

R._ey

ó

el P pa no abu an

d e su poder, no lo corromp n..

cabE'jza

Jos parlamen–

tos, de la Ig · .

Si

el Ún se hace füano el otro hereje,

pueblos

y

o s os e

Ufll

án para da

1

un úccesor. Ni se

DE!cesita que hagan la ce>nvQcat ria,

1

se consentirá que sus–

pendan Jas facultades el cuerp11 congregado.

EL

concilio

Pisa.no

se convocó. el añr) de 1409 por Jos

cardenales, durante el cisma de Benedicto

XIII

y.

Gregorio

XII.

Los padres del concilio Ba ilen ·e, preguntaron al Pa–

=pa Eujenill, "Si. no puede el Papa e tar presente al cqnci–

Jio por enfermedad, si po;· la enfermedad del Papa. se desen–

tenderá la

cnfenn~dad

peligrosa de la Iglesia?

11

.Eneas- ilvio

juzgaba, que

a

los . emperadores corresponde la autoridad. ¿Y

por que e le negaría

á

los reyes

y

los pueblos? Para mi

entend"er en

l11s

concilios jenerale , n l11s que

se

representa

á

la Iglesia, el poder ha de ser de la lgle ia Amando las

escrituras, descauso cuando hal11) un texto adecuado. La eon–

vocatoria parece J.lropia de todos los obispos. "Convocando loi¡

[.]

Cap.

3.

o

'IJ

4.

o