?le-la
Compa1Ha
de
Jefus.
·~
1 1;
M ahafi¡¡,
o
del
Gr1n
S'in,
que
compre
hende
todos
los Reynos
del ,Occidente de
la otra
parte
de la
Perlia.
. -
Vengo
a.hora
a
los Philofophos ,
que
por
fu'
. rondutl:a no fe opqnen
a
la
Religion comun ; y que–
qtrando
pretenden reducir
fu Theorica
a
Ja
Praéti~··
ca, renuncian enteramente al Mundo
,
~ abando
nan
hall:a fus familias. Enfeiían
tod~s
las
Efcuelas~
que la fabiduria,
o
la ciencia cierta de la verdad.
Tatvagnianam,
es el unico medio por donde
fe
pu~
rifica el alma
~y
puede conducirla
a
fu libertad,
~
Mu~ti.
Hall:a
llegar
a
efte termino, anda
fumergida
de
~iferia
en miferia , en diferentes - tranfmigrá-i–
ciones '
a
que la fabiduria fola
pued~
poner fin :
)t
afs.i
comienzan
todas las Efcuelas ,
bufcandola ,
y
1
determinando los principios de los verdaderos
co·..,
nacimientos. U nas
admiten
quatro , otras tres ,
~
algunas fe contentan con
dos.
Eftablecidos los
prin~
d.pios '
enfeñ.,an
a
facar
confequencias con el ra'\_
ciocinio, cuyas diferentes ef¡)ecies fe
reducen
al
fy"'
Jogifmo.
Las
reglas del fylogifmo fon exaétas,
y
nQ
fe
diferenc.ian
de
las nuefiras ,
fino én
que, fegutl
los Bramenes, debe el fylogifrno perfeéto tener
qua~
tro n1iembros , fi endo
el quarto
una aplicadon
de
I.a
verdad inferida de las premifas'
a
un objeto –
que
la
hace
indubitablemente fenfible. Pongo aquj
el
fylogifmo, de que
refuenan
continuamente las Ef–
cuelas:
Adonde
hay humo ,
hay
fuego. Hay humo
en
c:fl:a montaña?
Luego ha
y
fuego,
como
en la
co-1
cina.
Note
fe ,
que no
din
el nombre de hwno
a
las nieblas' ni
a
otras
<;ofas
fern ej a ntes~
ocr
&..