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Cartas
de las
Mifsiones
ferentes.; pero luego que les hablaba de las verda–
des
de la Religion,
no
querian
oirn1e. Paífados
d
J S
dias ,
fui
a
viGtar
cinco, o
feis
chozas,
que c:ll:a–
ban
a
un
q
uarto de
legua
de alli. Pocos paffos ha–
via dado, quando vi un Indio , que
a
todo correr
venta tras
rn1 con
el arco,
y
las flechas en
la
mano.
tVen1a
a
avifarme, que
el
Capitan
de
un
Pueblo
.vecino,
llamado
Beriti
queria
verme,
y tratar
con-
n1igo. El Indio que
me
acotnpañaba, luego que
oyo
fu
notnbre,
me
llamo
a
parte ,
y
me
dixo:
El
Cl1pi–
tan que te
llama
,
ha jido hecho prijionero por los
Ef–
pañoles,
y
condenado
a
las Minas del Potosz; pero tuvo
la fortuna de efcapar:
cuid~do
con
el 'y
no te jies.
No
n1e
acobardo
el avifo; bol vi al Lugar,
~
halle
al Capitan acompañado de diez Indios
efco..,
gidos,
y
bien armados. Tome
afsiento
e1qtre
ellos;
les repa rtt
agt¡jas ,
y
quedaron tan fatisfechos
de
mt' que me hicieron inftancias para que fueífe
a
!it
Lugar,
y
tuve que empeñarles mi palabra.
Def~
de
aiii
pafse
a
Carapari
,
otro
Lugar
donde
fe
me
efperaba;
porque la noticia de mi
llegada
fe
havia
ya
derra·mado
por
todas
partes. Manife!l:o el Ca..
pican
baíl:ar te guíl:o de verme ,
y
no
fe
irrito como
los otros ,
quando le explique
las
verdades
Chrif~
tianas.
Sin
embargo,
quede alli
un
dia
f<:~lo,
por–
que
tni
animo
era
fixar mi refidencia en
otro
Lu–
gar,
llamado
Caifa,
que
es el mas
poblado,
y
el
mas a propofito para
eíl:ablecer
correfpendencia
con otras
Mifsiones
nuefiras antiguas; porque dif–
ta
folamente
del Rio
Paraguay
ciento
y
qua renta
Je~
guas,
y
mas de mil
yendo, cotno
nofotros lo hi–
cimos,
por Buenos Ayres.
Caifa
efia al
Oriente
de
!ªrij_a-!
'1
a!~ diíl:an~ia
de
ca(! 9Chenta
lenguas.
Es,
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